Llegamos al puerto de Vis y tenemos seis barcos por delante, entre ellos todos motoras una muy grande que tarde casi una hora en repostar y conseguir desatracar a pesar de los dos motores y las hélices de proa y popa. Detrás de nosotros hay haciendo cola otros cuatro veleros.
Es un placer ver maniobrar con el motor a mi hijo, acostumbrado a atracar los ferris de Acciona.
A pesar del viento aconchante de casi 20 nudos, ha dejado el barco parado en su sitio, un muelle de cuatro metros de largo, y atado con esprín desde la amura a la popa.
Pero lo que ha dejado boquiabiertos a todos a sido la maniobra de salida a pesar del viento. Esprín a la tierra desde la cornamusa de los obenques, marcha avante hasta que el barco ha sacado la popa al viento. Paladas atrás y libres. Se ha quedado rojo de vergüenza cuando han empezado los aplausos. A mi se me ha caído la baba de orgullo.
Hemos parado a comer entre los islotes de Budikovac y hemos estado a punto de tocar fondo, pues la carta marcaba un paso de 5 metros entre islotes, pero de repente he visto a una persona ponerse de pie en mitad del canal y salir hasta la cintura. Marcha atrás y fondeo en la primera mancha de arena en 12 metros y a unas dos esloras del paso. Es el primer buceo con algunos peces y sin cascos de botellas y porquería. Un curioso sistema de pesca submarina era practicado allí. Caña de un metro con metro y medio de hilo, plomo y anzuelo. Con el snorkel se sigue al pez hasta la cueva, se le planta delante el anzuelo y si pica… se le recoge con un salabar y al cesto. ¡Oiga, funciona!.
En Visevo, no podemos visitar la cueva azul, el sol ya no la ilumina y hay mucho oleaje, así que nos vamos a Komiza y ante el aviso de viento nos atracamos por popa al muelle cadena por delante. El problema es saltar a tierra, pues no llevamos escala.
Así todo salimos y deambulando por las callejuelas y ya casi a punto de volver al barco, tropezamos con un restaurante montado en un antiguo secadero de pescado. Una construcción de madera anclada al fondo en la que entra el mar, que baña una iluminada jaula de langostas (800 kunas=110 € kilo).
El resto de la comida, muy buena y barata. Probamos un Atún que estaba delicioso.
En el puerto la noche es muy ventosa por culpa de los Catabaticos (vientos encajonados en los valles). Dos barcos que al no tener sitio se han fondeado en el abra dan unos latigazos terribles.
Os pongo fotos en:
www.captainteach.com/taberna/2008-07-12_Vis
Hasta mañana.