Siguiendo la costa hacia el sur se llega a la desembocadura de un enorme lago navegable, el Amvrakikos, al que se accede por un estrecho canalillo en medio del mar marcado oportunamente con una sucesión de bollas que te mantienen en los siete metros de agua,
A estribor queda la grandísima marina seca de Cleopatra, donde duermen sobre zancos miles de barcos esperando ser de nuevo botados al mar por sus propietarios.
A babor uno de los sitios a los que siempre volvemos.
La razón de esa vuelta son unos pasteles de chocolate de esos que se ven en casi todas las "Bakeri" (Panaderías) envueltos en papel plateado de diversos colores y diseños.
Pero los de esta confitería en particular tienen ese punto que hacen que lo bueno se vuelva sublime.
Para que entendáis esto mejor he de contaros que en las navidades, en la casa de mis padres, había la costumbre de por las navidades poner un plato con turrones, caramelos, garrapiñadas, polvorones, piñones, fruta escarchada, etc y que se transformaba en el centro de reunión de una familia de golosos, fueras por la rama que fueras.
Pues bien. Este que escribe siempre pedía que se le colocaran algunos tacos de jamón o pepinillos en vinagre para tener algo de su gusto.
Obeja negra de la familia no doy un paso por los dulces.
Pero cuando viajo pruebo todo y en Grecia había probado unos dulces que hacen bañados en miel que incluso me resultaron repugnantes por lo dulce.
Así que con esos antecedentes la primera vez que llegamos a Preveza, hace ya varios años, salimos a abastecer la despensa.
Puestos de frutas y verduras por muchos sitios dan bastante donde escoger
Pescaderías decepcionantes donde hay muy poca variedad de pescado y todos de tamaño muy pequeño, excepto estos mújoles, que si son de los esteros del interior del lago serán muy sabrosos pero que a mi me dan cierta repulsa pues los veo dentro de los puertos alimentándose entre las salidas de los tanques de caca de los barcos y desde luego con un sabor a cieno muy desagradable.
Claro que Preveza tiene algo mas. Es algo intangible, es un algo refinado en las decoraciones o en el simple producto que encuentras en las tiendas. Como si hubiera un "plus" presente en todo.
Pequeñas iglesias abiertas a todas horas, con su decoración recargada y su ambiente sombrío que invitan a sentarse en ellas a meditar .
Calles tranquilas tolerablemente llenas de personas sin prisa, que hacen de la ceremonia de la charla hábito cotidiano (¿Os habéis fijado que nadie habla por el móvil en esta foto, que todos hablan entre ellos?).
Algo especial.
Y en uno de esos deambulares sin rumbo. y escondidos detrás de un mostrador de apetecibles helados estaban los pasteles en cuestión y compramos unos pocos para probar.
Volvimos a por mas. Volvemos cada año. Los sabemos responsables de muchos gramos que nos sobran.
¿Como describirlos? No puedo. Solo se que ahora, escribiendo sobre ellos y a muchas millas estoy salivando de deseo.
Al menos compartirlo con una foto. Lo siento soy egoísta y cuando los tengo delante todos mis sentidos se concentran en la boca, en mi boca y olvido que tengo una cámara de fotos.
¿Que os diga al menos donde está esta pastelería perdida? El pirata que hay en mi tiene algunos tesoros ocultos y este es uno de ellos.