Pasamos varios días amarrados a puerto en Skopelos, pero una llamada, el día 19 del velero nos comunica que ya tienen la vela terminada y que la podemos recoger en Volos, tal como habíamos quedado, así que salimos el día 20 camino de este puerto, Aunque pasaremos todo el día 21 en compañía de la tripulación del Hobbit IV, Maria Eugenia y Jose Luis.
Los del Hobbit llevan un barco de unos 17 metros y son aficionados a amarrar en todas las marinas que encuentran a su paso, por lo que se conocen todos los trucos y pormenores de tan difícil tarea en estos meses de julio y agosto. Me dicen que me dirija al muelle principal del puerto, que pregunte por no recuerdo que persona,- lo llamaremos Macho Man- y le diga que vamos de parte de ellos que ya tengo plaza reservada.
Llego al puerto y me encuentro que solo hay una plaza disponible y siguiendo la norma griega me voy derecho a ella y atraco. Cuando estoy liado con las amarras, llega un tipo dando voces y diciendo que esa plaza está reservada y que me tengo que marchar. Yo le digo que los "cojones treinta y tres" y cuando la cosa se está empezando a calentar, sale a colación el nombre de Hobbit e inmediatamente, el Macho Man, que de él se trataba, pasa de la agresividad a la servidumbre y hasta electricidad me suministra.
Poco después llega el Hobbit y se lo atraca incluso tirando en exceso del barco, con lo que tiene que luchar contra la cadena que María Eugenia se niega a ceder. Abrazos, cervezas y toda esa serie de anécdotas y planes que componen la conversación de los encuentros entre tripulaciones de ocionautas en Grecia y en cualquier parte del mundo. Ambas tripulaciones, conocedoras del percal griego en estos puertos turísticos, decidimos cenar en una pizzería Italiana.
Y con el mar completamente en calma nos dirigimos a Volos al día siguiente, donde curiosamente, en un puerto tan grande como este solo hay un espacio para tres barcos de visitantes, con lo que terminamos amarrados en el mismo sitio que cuando paramos para ir a Meteora.
Justo al lado tenemos una reproducción del Argos, donde un grupo de turistas veraniegos intenta emular a los argonautas, aunque supongo que la organización de estos eventos, no debe de ganar para remos, pues por mucho que lo intentan no consiguen llevar todos el mismo ritmo.
¿Y la vela? Hay un mal entendido o ha decidido sacarme algunos euros mas, pero el caso es que me dice que le haga una transferencia y que me manda la vela en autobus que llega en un par de horas.
Y... No me fio ni un pelo así que le digo que eso no es lo acordado y que el me dijo no haber problemas en traerme la vela hasta Volos desde Tesalónica donde está el taller. Y es que yo no voy a pagar por una vela hecha por un velero que no conozco hasta que la vea puesta en el barco. Y que si esas no son las condiciones que se puede quedar con la vela, que ya buscaré otro velero.
Puesto en esta tesitura, me dice que hasta el día 26 el no va a venir a Volos y estamos a 21. Le digo que a mi no me importa volver el día 21, siempre que la vela quede puesta en su sitio. Y en eso quedamos.
Cenamos en uno de los restaurantes que sirven "metshes", y que aquí son muy típicos. Junto con una botella de "Rakis", una especie de orujo seco, te ponen una colección de aperitivos mas que suficientes para cenar dos personas. Es una cosa diferente, basada en pescados y mariscos y que además sale bastante económica..
Al dýia siguiente vamos hasta Oreio, en la costa de Evia, puerto que nos ha gustado bastante la vez anterior.
Drako va creciendo y cambiando el pelo, y poco a poco va encontrando los sitios donde tumbarse a pasar las muchas horas sin poder salir del barco.