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domingo

30-01-2022 Lo prometido es deuda

 En uno de los foros náuticos con los que colaboro, y ante la alarma que mi silencio causo entre mis amigos escribía lo siguiente:

Queridos amigos, debo de pedir disculpas por mi largo silencio. ¿nada que contar? o ¿Demasiado por contar? Me inclino por lo último, pero con la duda de si lo que cuento le puede interesar a alguien con un mínimo de empatía con las cosas que narro.
Del último Post publicado en el Blog recibí una respuesta de un personaje que acompañaba su misiva con una hoz y un martillo. Pero con una clara tergiversación de lo que eso significó para algunos de nosotros en los años previos a la proclamación de la Constitución.
Y con la herida abierta de que mi legado, mis esfuerzos y mis renuncias no podían ser esa destilación de odio a todo lo que se menea, que sumaban a mis heridas en lo físico las del alma emprendí mi anual viaje a Itaca lleno esta vez con mas lestrigones y cíclopes que de costumbre.
El primer día en Grecia, sin poder dormir por los dolores acumulados en el largo viaje desde Málaga, me acerque al barco y ...

Si, es algo que aún hoy me deja perplejo y esperanzado. Me habían operado de un síndrome de túnel carpiano y me esperaban la otra muñeca y los dos acromio claviculares. Aparte de eso me hicieron todo tipo de análisis , pruebas, escáner y demás parafernalia de la que utilizan en los seguros médicos para subir la facturación. Y cada vez estaba peor. Todo ello dentro de la sinrazón en que se ha transformado la sanidad española con la situación de eso que denominan pandemia y que hoy, dos años después  nos tiene a todos con la mosca detrás de la oreja.

¿Veis? ya estoy entrando en en discriminaciones sociológico-políticas mas propias de foros de postureo y que nada tienen que ver con la aventura de la náutica. Pero el caso es que es necesario contar algo. Resulta que tengo un gran amigo que es un traumatólogo de prestigio y que recientemente he ido a consultar y que tras un par de pruebas de flexionar y presionar, me dijo crudamente "si quieres te opero de algo y hago caja, pero nada de lo que tienes es motivo de intervención quirúrgica.. Las medicinas que te han recetado son para una enfermedad que según la analítica que tienes, no padeces" Debes buscar pro otro camino. Internista o loquero, pero teniendo en cuenta que tienes setenta y siete años estás bastante bien"

Aun no he ido al loquero y el internista tiene la agenda cerrada y aún no me ha dado cita, pedida desde septiembre.

Volvamos al final del párrafo "me acerque al barco y ..."  Lo primero de todo era subir una escalera de madera puesta en la popa del barco en tierra y acceder a la cubierta. Me daba miedo, me fallaban las piernas y me costaba trabajo ascender cada peldaño. El pasar de la escalera al balcón de popa fue un paso en el límite del equilibrio. El resultado una aceleración del pulso muy fuerte por lo que decidí encender la cocina y hacerme un té. 

Y con esa idea en la cabeza saca bombona de gas, conéctala, abre tambuchos, quita cuarteles de la entrada al barco y desciende la escalera. y comienza el cambio.

La primera impresión al abrir el barco es que no hay olor ni sensación de humedad y además justa al poco de entrar se dispara el temporizador que pone en marcha el sistema de aire acondicionado que durante el invierno hace funcionar como deshumidificador al sistema durante una hora al día. Voy pasando un papel secante por los puntos habituales de condensación y todo está seco. 
Coloco un juego de filtros de agua dulce que utilizamos  y dejo correr unos litros. He dejado uno de los tanques con agua de muy buena calidad con unas gotas de anti bactericida, ya que en Kilada el agua es no mala, sino lo siguiente y aunque en cuanto lleguemos a Ermioni vaciaré y limpiaré los tanques, si no hago esto me encontraré sin agua potable de ningún tipo. El té me sabe a gloria y conecto el ordenador al teléfono y pongo en funcionamiento Spotifi.

Las baterías están al 104 %, y todo parece funcionar sin problemas. Saco las ocho defensas que después de limpiadas se han almacenado en uno de los cuartos de baño y las coloco colgadas de los guardamancebos. eso me permite dar una vuelta por la cubierta y comprobar que salvo el polvo que ha caído todo parece estar en orden.

Solo me queda para que el barco interiormente vuelva a tener el aspecto acogedor habitual, sacar la auxiliar, 3 metros de mamotreto y que pesa sus buenos treinta kilos y que ha "dormido" inflada sin presión en el interior del barco, sobre la mesa del salón.

Para sacarla tengo que colocar la driza del espinaquer uniendo el chicote del extremo a una guía de 4 mm, mediante un ballestrinque y una alondra y forrado con cinta americana. Los mas de cuarenta metros de driza marlow de 12 mm , que al desmontar el barco hemos lavado en nuestra lavadora para quitar la sal y luego enjuagado con suavizante de lana, quitado las vueltas y adujado convenientemente, se deslizan a través del palo tirando de la guía que quedará almacenada para el año que viene..

Sacar la auxiliar es sencillo pasando la driza por una pasteca cogida a la botavara con una cinta de textil y enganchando el mosquetón de la driza a la anilla de proa. Solo queda usar la palanca en uno de los winches que llevo en la bañera, mejor que en uno del palo, pues así controlo que valla saliendo bien, ya que aunque tiene quitados los paneles de madera del suelo, hay que hacer un pliegue del espejo de popa para que quede en la dirección de la eslora y pueda pasar por la puerta.


Para ello me ayudo de una palanca de winche que está en las últimas, pero que aún cumple alguna función, como esta. Soltada la pasteca, solo queda con ayuda de un bichero llevar la auxiliar hasta su posición entre la trinqueta y el palo. colocar los paneles del fondo y terminar de inflar. Colocar el soporte, depósito de combustible, banco, un contenedor con el fondeo, los remos, las patas de gallo para poder ponerla en el agua, la funda protectora, y los cuatro tensores que la mantendrán en su sitio durante la travesía. 

Ahora ya hay acceso a toda la jarcia de labor que está almacenada, limpia y seca así como a las velas de proa ( la mayor duerme dentro del palo para evitar los golpes que dá el enrollador en vacío con el viento.

Cuando he terminado, han pasado un par de horas o mas, aparece Lola con Drako, nuestro perro y me incrimina "¿Pero tu no estabas muy malo y te dolía todo?"

Analizo mi cuerpo y solo noto un calorcito agradable en todos los músculos por el ejercicio. Bajo la escalera, me abrazo a Lola. Drako como si presintiera mi alegría salta en torno a nosotros.

Nos vamos a tomar un café y a comprar pan Griego mientras vienen los trabajadores del varadero. Hoy dormiremos flotando en el agua.

¿Os acordáis de aquella canción?