Mientras esperamos fondeados en el centro de la ensenada de Cavtat a que pasen las horas hasta la llegada del avión, 23:30, nos sorprenden los croatas con un espectáculo inesperado.
Una iglesia en el puerto se ilumina y en el patio frontal disponen unos micrófonos.
El juego de las luces reflejadas en el agua, y los efectos de reverberación que suma la distancia, crean una atmósfera mágica mientras cenamos en la cubierta. Más de ocho conjuntos desfilan por el improvisado escenario.
A las 12:00 llegan los viajeros, que ˇˇˇ NO TRAEN LA PIEZA!!! El disgusto es enorme, pues además cierra una de las vías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesan mucho tus comentarios.
Puedes ponerlos aquí