Hay un puerto comercial y un puerto viejo, donde se colocan pesqueros y botes locales, pero en el muelle del Este, nuevo, limpio y cuidado, hay como mínimo cuatro concesiones. El problema de los marineros era que el que primero llena sus amarres primero se va a casa. A las 10 de la noche no queda un sitio libre, a las seis de la mañana solo quedamos dos barcos, el Bluewather, Dealer 41 tripulado por otra pareja de la tercera edad.
El mecánico viene a las 8 y hace “su montaje” ha traido un alternador de 50 amp ( pequeño para nosotros, pero es lo que hay) y lo ha instalado con la caja de diodos antigua, pues dice que no se fía de los sistemas modernos (llevo un sistema de repartidor sterling) La excitación del alternador es a base de una conexión que no localizo y que solo entra en función cuando se acelera el barco.
Poco fiable, aunque yo se que si se cortocircuita el diodo con un destornillador se consigue la excitación.
Como menos da una piedra, le pago sin rechistar los 350 Euros que me pide. No me ha parecido caro. El detalle de aparecer a las 11 de la noche con el problema resuelto se lo merece.
Decidimos pasar el día en Crotone, visitando el barrio viejo de la ciudad, el centro, muy dinámico.
Encontramos un gran supermercado, muy retirado del puerto y con la carretilla a cuestas hacemos provisión de frutas y verduras. Pastas raras y quesos de la zona y una descomunal sandía completan el equipaje. Junto al puerto están las tiendas de pescado, recién cogido y donde destacan los Peces espada de buen tamaño (40-50 cm de diámetro).
Recibimos felicitaciones por el sistema de meter la carga a bordo con la driza del spi, desde el muelle, por un tambucho directo a la cocina.
Hay algunos barcos fondeados en la bocana del puerto y gasoil fácil de acceder al inicio del espigón.
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