





No lamentamos vivir al margen de la comprensión y simpatía de otros. Estamos seguros de perder algo en ello, pero nos compensa nuestra independencia de las costumbres, opiniones y prejuicios de los demás, y no sentimos la tentación de abandonar nuestra paz espiritual por unos fundamentos tan quebradizos. ( By-Bertrand Russell)
Tropezamos con el mercado de pescado. Hay de todo y a buenos precios. Conseguimos langostinos vivos a 20 DN ( 12 Euros) Pez San Pedro a 15 DN ( 9 euros). Aunque la langosta de la foto se quedó en el mercado pues se ponía despues del regateo a 64 Euros el Kg.
Todo está obligatoriamente marcado en "milles" o milesimas partes del dinar. Eso no supone que no se pueda regatear. Congrio, Merluza, Mero, Atún, Brotolas, Sargos, Besugos, San Pedro, Caballas, Lijas, Doradas (blancas y grises), Sardinas, boquerones, Cabrachos, Salmonetes, etc etc. Y lo mas sorprendente en un mundo de olores constantes. No huele a pescado y la limpieza es sorprendente. Despues de la siesta y al caer la tarde volvemos a pasear por la ciudad, refugio de españoles desde tiempos remotos. Almohades primero, nazaries despues y republicanos hace medio siglo han sido constantes oleadas a este refugio acogedor, de clima benigno. Ahí podiamos mandar de vacaciones a nuestros políticos ¿Otro medio siglo?
Al contrario que en otros paises de Africa, los comerciantes no son agresivos y te dejan pasear en paz. Eso si, todos reconocen nuestra procedencia española, Barcelona FC, Champion y referencias a la madre de un tal Raul son constantes. Yo, que nunca he visto un partido de futbol, me hago del Real Madrid para compensar y me despido con un "Agur". En el barco ondean los gallardetes de Asturias y Andalucia ( en la cruceta de Babor, como corresponde).
Al irse haciendo de noche la gente sale a pasear. El mar entra hasta dentro de la ciudad, junto al mercado. Un muelle discurre junto a una muralla que cierra la ciudad vieja. Parejas, familias, grupos de amigos, y grupos de chicas se entremezclan. Todo como ralentizado. Los velos islamicos conviven con los pantalones piratas y el "sueter" ajustado.
Y huele a jazmines