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martes

02-06-2009 Los oasis, las palmeras y las alfombras

Las cuatro de la mañana ( nuestras 5) nos despiertan y nos dirigimos al lago salado de Chott J Mej, que me deja muy impresionado. Kilómetros y kilómetros de arena y sal perfectamente horizontales hasta la linea del horizonte. Me alejo corriendo como medio kilómetro del rudido de mis compañeros de viaje y la sensación es mágica. Nunca una encalmada en el mar me ha devuelto esa sensación de soledad y pequeñez. No me atrevo a sacar la foto de lo que veo y busco un primer término, una referencia, una escala en ese montículo de sal.

Llegamos al palmeral de Tozuer. Palmerales privados ( unas 800 familias son las propietarias de todos los palmerales) Los mejores dátiles de Africa ( los dedos de Dios) salen de estas palmeras. A su sombra frutales y a la sombra de estos hortalizas y verduras.
Hace calor, pero es un calor "fresco". El agua es conducida por un sistema de compuertas hasta el último rincón de forma muy eficiente.

Llegamos casi a la frontera con Argelia en Chott El Ghafsa y visitamos y paseamos por un oasis de montaña. Es casi mágico encontrar ese caño de agua que fluye constantemente entre un paisaje tan desolado como el de las montañas de alrededor

Los tunecinos nos enseñan las cascadas con orgullo. Es su tesoro. Amables, sonrientes y hospitalarios.

De aquí hay que emprender la larga vuelta. Con comida ahora en un superdecorado hotel de cinco estrellas. Comemos mal, pero una ensalada fresca llama nuestra atención y cahemos en la tentación. Al fin de cuentas es un cinco estrellas. Mañana estaremos todo el día meditando la osadia desde lo alto del "Roca"

Con nosotros vienen cuatro españolas, cuatro flores rojas, con las que he aprovechado para hacer un poco de gimnasia mental, y tener una conversación inteligente con alguien que no fuera mi mujer, cosa que tanto hechaba de menos en este viaje. Me he lanzado la vacio de criticar un matiz de la nueva ley del aborto. Ha sido muy interesante, pero casi me comen.
El hecho de que vivamos en un barco nos coloca como estereotipo en la "utraderechona", cosa que no hacen sus apartamentos de vacaciones en costa dorada. Nos suponen un poder adquisitivo que no tenemos. Conseguido supuestamente por malas artes.
El guía que no nos ha hecho ni puñetero caso, que se comía al traducir al castellano la mitad de lo que decía en ingles, escucha a nuestras rojas funcionarias de la administración, sus quejas sobre las alfombras que querian.
Inmediatamente se hace nuestro mejor amigo y en la obligada parada en el bazar de Kairouan, con mezquita muy importante ( la cuarta del islam) que queda por ahí a la derecha pero que no se puede visitar por los paganos, pero que yo enseño desde terraza de tienda de amigo mio muy honrado, que curiosmente debajo tiene una sala de alfombras (naturalmente la mejor y mas barata de Túnez)
Durante un buen rato observo como la serpiente seduce a Eva a pesar de que las cantidades de dinero manejadas son inalcanzables para un simple contribuyente.
Todo lo que tiene de mal profesional del turismo, lo tiene de buen comerciante y al final las damas aparecen con un boluminoso paquete.
El guía, que me ha visto sacar fotos, pretende coger mi máquina para borrarlas y yo me tengo que poner "Allegro cantábile" Le digo lo que pienso. Si estaba haciendo algo bueno, no debe de importarle una simple foto, que si quería " borra las huellas" es que algo malo estaría haciendo, pero que como yo no era quien para ser juez, mejor se lo preguntábamos a la policia al llegar. Pero que "no mi toqui le botoni". Fin de la historia.
A las 8 de la tarde regresamos al barco. No ha sido nuestro viaje soñado, pero si muy interesante.
El patron del Alkaid, me cuenta no se que historia de averias, mecánicos y mal cous cous, que no acabo de encajar en mi cerebro. Mientras le escucho, me viene a la memoria el vacío del lago salado y voy sacando arena de mis bolsillos. Supongo que tengo sonrisa de camello.

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