Desde Korfo, emprendemos una ruta poco habitual y nos dirigimos hasta el grupo de islas deshabitadas de Diaporioi, en las que hay algunos fondeos de los que tenemos que se trata de fondeos tranquilos y de aguas muy limpias, aunque al llegar encontramos que todos los sitios verdaderamente buenos están ocupados por piscifactorías y mas que se están instalando.
Desgraciadamente es algo que va sucediendo por todas las costas del Mediterraneo. El turismo náutico y la fabricación de proteína están en conflicto. Y siento que de nuevo el ridículo cubre las acciones de los políticos, que elevan su voz contra la destrucción de las praderas de poseidonea por nuestras diminutas anclas y nos castigan con los tan incómodos tanques de aguas fecales y no dicen nada en contra de esos millones de culos piscicolas que arrasan con sus excrementos cualquier sitio donde hay una piscifactoría.
Primero desaparece la visibilidad, encubriendo que poco después desaparece todo lo que merece la pena ser visto, la vida.
Llegamos a Aegina sin problemas y ahí esperamos a nuestros visitantes del mes de agosto, paseando por sus calles y recuperando esos sitios entrañables donde tomar una cerveza Mithos muy fría, pues el calor empieza a apretar bastante encerrados en un puerto.
En Aegina hay un monte mágico, rodeado de pinos y olivos, desde el que se divisa desde Atenas, hasta Corinto y en el centro la isla de Salamina que alguna vez quiero rodear. Sentado sobre una piedra cualquiera se te pueden pasar horas y horas sin notarlo. El tiempo se ha detenido y puedes soñar a Eulises buscando Itaka junto a Papandreu buscando dinero de sus enemigos recientes. Delante de ti está Grecia
El sitio ha sido aprovechado para colocar un templo, sobre un terreno descarnado y de los que mejor indica el sistema de construcción de estos templos
Es de los pocos en que se puede apreciar este segundo nivel de la crujía central que sujetaba el tejado a dos aguas, que al ser de madera está totalmente perdido en todos los templos. de nuevo la pregunta ¿Para cuando una reconstrucción real, que pueda transmitir todo lo que esos edificios tenían? La vida está llena de colores, de contrastes. Tan solo los sepulcros, y solo en nuestra cultura, son grises, en blanco y negro
La peculiar estructura de puertos de Grecia tiene su explicación casi siempre en este tipo de pequeñas ensenadas y en la necesidad de sacar los barcos del agua a que se secaran y a limpiar las obras vivas de algas moluscos y crustáceos adheridos.
Casi estoy por apostar que los muros a los que nos amarramos son la consecuencia de la aparición de los ferrys como sistema de transporte inter islas. De ahí que raramente un puerto es otra cosa que un espigón
Aegina ciudad, merece un paseo tranquilo, que como siempre nos devuelve gratas sorpresas. Aunque la foto típica sea la de los barcos vendiendo fruta en el puerto, no podemos olvidar que estamos ante la isla de las playas preferidas de los atenienses, y que una cierta intelectualidad ha hecho de esta isla uno de sus feudos. Costantemente hay exposiciones de pintura y por ello hay galerías de arte por muchos sitios. Entre ellos este curioso castillo que a la caída de la tarde, con la llegada de las temperaturas mas tolerables de la noche griega, se viste de luces y "glamour" y con sus puertas abiertas permite ver las muestras de todo tipo que se suelen exponer en sus paredes e interiores
Desgraciadamente es algo que va sucediendo por todas las costas del Mediterraneo. El turismo náutico y la fabricación de proteína están en conflicto. Y siento que de nuevo el ridículo cubre las acciones de los políticos, que elevan su voz contra la destrucción de las praderas de poseidonea por nuestras diminutas anclas y nos castigan con los tan incómodos tanques de aguas fecales y no dicen nada en contra de esos millones de culos piscicolas que arrasan con sus excrementos cualquier sitio donde hay una piscifactoría.
Primero desaparece la visibilidad, encubriendo que poco después desaparece todo lo que merece la pena ser visto, la vida.
Llegamos a Aegina sin problemas y ahí esperamos a nuestros visitantes del mes de agosto, paseando por sus calles y recuperando esos sitios entrañables donde tomar una cerveza Mithos muy fría, pues el calor empieza a apretar bastante encerrados en un puerto.
En Aegina hay un monte mágico, rodeado de pinos y olivos, desde el que se divisa desde Atenas, hasta Corinto y en el centro la isla de Salamina que alguna vez quiero rodear. Sentado sobre una piedra cualquiera se te pueden pasar horas y horas sin notarlo. El tiempo se ha detenido y puedes soñar a Eulises buscando Itaka junto a Papandreu buscando dinero de sus enemigos recientes. Delante de ti está Grecia
El sitio ha sido aprovechado para colocar un templo, sobre un terreno descarnado y de los que mejor indica el sistema de construcción de estos templos
Es de los pocos en que se puede apreciar este segundo nivel de la crujía central que sujetaba el tejado a dos aguas, que al ser de madera está totalmente perdido en todos los templos. de nuevo la pregunta ¿Para cuando una reconstrucción real, que pueda transmitir todo lo que esos edificios tenían? La vida está llena de colores, de contrastes. Tan solo los sepulcros, y solo en nuestra cultura, son grises, en blanco y negro
La peculiar estructura de puertos de Grecia tiene su explicación casi siempre en este tipo de pequeñas ensenadas y en la necesidad de sacar los barcos del agua a que se secaran y a limpiar las obras vivas de algas moluscos y crustáceos adheridos.
Casi estoy por apostar que los muros a los que nos amarramos son la consecuencia de la aparición de los ferrys como sistema de transporte inter islas. De ahí que raramente un puerto es otra cosa que un espigón
Aegina ciudad, merece un paseo tranquilo, que como siempre nos devuelve gratas sorpresas. Aunque la foto típica sea la de los barcos vendiendo fruta en el puerto, no podemos olvidar que estamos ante la isla de las playas preferidas de los atenienses, y que una cierta intelectualidad ha hecho de esta isla uno de sus feudos. Costantemente hay exposiciones de pintura y por ello hay galerías de arte por muchos sitios. Entre ellos este curioso castillo que a la caída de la tarde, con la llegada de las temperaturas mas tolerables de la noche griega, se viste de luces y "glamour" y con sus puertas abiertas permite ver las muestras de todo tipo que se suelen exponer en sus paredes e interiores