Poros será para nosostros el puerto de base para todo este verano, en que hemos decidido quedarnos vagueando por el Argosarónico y enseñarselo a nuestros invitados.
Lo cierto es que no supone ninguna responsabilidad por su parte, pero no deja de ser un detalle simpático de este incansable trabajador y que me confiesa que le hace ganar buenas propinas.
Por la noche salimos a cenar a un sitio que nos ha recomendado Fernando, del RalipV, que está siendo nuestro guía en asuntos gastronómicos y que suele acertar bastantes veces.
Y así ha sido con este escondido restaurante llamado los caracoles. En una callejuela detras de los cines hay un pequeño y tranquilo patio y un comedor atendidos desde una impecablemente limpia cocina por una familia formada por Theo, María y su hijo.
Los platos son de cocina griega auténtica con el toque personal de Theo, que debe acabar bastante tocad cada noche si sigue con su costumbre de tomar un chupito de orujo o algo parecido con cada mesa de amigos que van a su casa.
Y es que se trata de un restaurante de amigos. De los que se transmiten de unos a otros. Limpio, acogedor y nada caro (12 € por persona) con un blanco de la casa magnífico y una especialidad que les da nombre y con unos ingredientes que aún no hemos descubierto
Se trata de caracoles, a los que tanto Lola como yo somos muy aficionados. Pero estos tienen un toque especial y aparte del detalle de servirlos todos con la concha cortada para que salgan enteros están cocinados con ...¿Una salsa de miel?
Hemos estado con tres grupos diferentes de personas y a todos les ha gustado el sitio como uno de los mejores que han estado en Grecia
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