Los corsos, no se andad con chiquitas.
Y si no es suficiente con recordar a Napoleón. Hoy por hoy el recuerdo mas sugerente de Córcega es una navaja de las de hacer pupa.
Al sur de Córcega, junto a Bonifacio, hay un grupo de islotes, los Lavezzi y entre ellos uno llamado Ile Cavallo.
A un grupo de millonarios internacionales les dio por la isla, y los corsos por que no
Y empezaron a construirse sus casitas, y los corsos que no, que nos vamos a enfadar.
Y construyeron un aeropuerto, para aviones privados, y los corsos que no, que esas islas son un santuario.
Un dia, aprovechando que no había otra cosa que hacer, pusieron una bomba y se cargaron la promoción. Nadie puede controlar tanta piedra y tanta ensenada.
Hoy las islas Lavezzi son un parque nacional, donde está prohibido el buceo, el anclaje y no se cuantas otras cosas y hay una pista de aterrizaje sin terminar.
Pero los corsos hacen un poco la vista gorda, y se puede visitar y fondear (previo pago de la boya, que primero fueron gratuitas como las de Baleares). Y es que tienen que vender las navajas.
Eso sí, no se os valla a ocurrir reventar una bolsa de papel.
Hay ciertos nervios.
Y si no es suficiente con recordar a Napoleón. Hoy por hoy el recuerdo mas sugerente de Córcega es una navaja de las de hacer pupa.
Al sur de Córcega, junto a Bonifacio, hay un grupo de islotes, los Lavezzi y entre ellos uno llamado Ile Cavallo.
A un grupo de millonarios internacionales les dio por la isla, y los corsos por que no
Y empezaron a construirse sus casitas, y los corsos que no, que nos vamos a enfadar.
Y construyeron un aeropuerto, para aviones privados, y los corsos que no, que esas islas son un santuario.
Un dia, aprovechando que no había otra cosa que hacer, pusieron una bomba y se cargaron la promoción. Nadie puede controlar tanta piedra y tanta ensenada.
Hoy las islas Lavezzi son un parque nacional, donde está prohibido el buceo, el anclaje y no se cuantas otras cosas y hay una pista de aterrizaje sin terminar.
Pero los corsos hacen un poco la vista gorda, y se puede visitar y fondear (previo pago de la boya, que primero fueron gratuitas como las de Baleares). Y es que tienen que vender las navajas.
Eso sí, no se os valla a ocurrir reventar una bolsa de papel.
Hay ciertos nervios.
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