De nuevo dejo que sea uno de los pasajeros el que tome el hilo de la narración, y será la última. aunque hay las de Oscar, Montse, Leire, Manuel.... y mas o menos todas en la misma tesitura, que nos llevan despues de vaguear durante el mes de agosto al eterno dilema de si dejar el barco en Grecia o volver con él a casa.
He aquí la narración de Josu, al que casi casi hacemos dejar de fumar
Hemos pasado una semana a bordo del Capitán Teach y nuestra única intención era disfrutar de la paz y la tranquilidad de la vida náutica y huir de nuestros respectivos estresantes trabajos, aunque sea sólo por unos días y además probarnos que seríamos capaces en un futuro de realizar nuestro sueño, tal vez imposible, de llevar una vida transmundista, embarcados en un velero y poder dar vueltas por los mares del planeta y disfrutar de ese bien, cada vez más escaso, en nuestro mundo de prisas, que es el TIEMPO.
Y la verdad es que nos embarcamos el lunes 8 de Agosto por la tarde en el puerto de Poros. Y digo por la tarde, pues en el hotel de Atenas en el que nos alojamos el día anterior, nos habían asegurado que dispondríamos de ferry con destino a esta isla a todas las horas en punto. Y la verdad es que no sé si será por nuestro inglés (bastante deficitario y que habrá que ampliar para enfrentarnos al mundo) o por la pachorra de los griegos, es que fuimos al puerto de Atenas cargados con nuestras "2 bolsitas de viaje", que después nos dimos cuenta que llevábamos ropa suficiente como para circunnavegar el planeta 2 ó 3 veces (para el que esté interesado que lleve lo justo y que no lo llene todo de "por si acasos"). Así que cuando fuimos a sacar los billetes, la amable señorita de la taquilla, nos comunica que el primer ferry disponible es a las 14,30 horas. Así que no queda mas que esperar y llegar a Poros a la achicharrante hora de las 16,30.
Y la verdad es que nos embarcamos el lunes 8 de Agosto por la tarde en el puerto de Poros. Y digo por la tarde, pues en el hotel de Atenas en el que nos alojamos el día anterior, nos habían asegurado que dispondríamos de ferry con destino a esta isla a todas las horas en punto. Y la verdad es que no sé si será por nuestro inglés (bastante deficitario y que habrá que ampliar para enfrentarnos al mundo) o por la pachorra de los griegos, es que fuimos al puerto de Atenas cargados con nuestras "2 bolsitas de viaje", que después nos dimos cuenta que llevábamos ropa suficiente como para circunnavegar el planeta 2 ó 3 veces (para el que esté interesado que lleve lo justo y que no lo llene todo de "por si acasos"). Así que cuando fuimos a sacar los billetes, la amable señorita de la taquilla, nos comunica que el primer ferry disponible es a las 14,30 horas. Así que no queda mas que esperar y llegar a Poros a la achicharrante hora de las 16,30.
- Con un sol de justicia y sin apenas viento, y acarreando "las bolsitas" nos encontramos con Alberto. En el barco nos esperaban Lola y otra pareja majísima de navegantes ocasionales, Montse y Oscar, que desembarcarían 2 días después. Sin más preámbulos y después de instalarnos en nuestro camarote nos pusimos rápidamente en marcha y ahí comenzó nuestro periplo, que de una forma resumida constó todos los días más o menos de la siguiente planificación de jornadas
- Te levantas de la cama cuando quieres, sobre las 9,30. Para entonces Alberto ya ha hecho de todo, pero en absoluto silencio, para no molestar a su dormilona tripulación.
- Acto seguido y para quitar las legañas, baño en un mar como una balsa de aceite y con una temperatura de agua, 29º C, que la verdad que no despierta mucho pero que se agradece.
- Según te secas al aire, Lola ha preparado café y todavía casi chorreando te tomas una buena taza con unas galletas y nos ponemos en marcha hacia alguna cala para pasar el día.
- Sobre las 11,00 Lola pregunta quién quiere desayunar y prepara tostadas con tomate rallado y aceite, fruta, etc. y más café.
- En plena navegación se toman varias cervecitas para combatir el calor y si el viento lo permite y por supuesto no es de proa cerrada, se sacan las velas y si no navegación placentera a motor.
- Se llega a la cala correspondiente con aguas azul turquesa y baño tras baño, llega la hora de comer, indefectiblemente las 15,00 horas, porque como le decíamos a Lola que el Capitán Teach es como el chiste, en mi casa se foll... a las 9 estés o no estés, y aquí pasa lo mismo con la comida. Por supuesto que nadie se piense que se come cualquier cosa, sino gazpachos, escalibada, mousaka, etc. por supuesto que nada de bocatas, todo cosas refrescantes y ricas y que Lola se toma su tiempo cocinando y horneando mientras vamos navegando.
- Después de comer, siesta va, baño viene y se pasa la tarde, hasta que hay que poner rumbo al puerto de destino para pasar la noche, casi siempre fondeados, porque los griegos todavía no han descubierto que sus puertos son anárquicos y desordenados, sin instalaciones a las que estamos casi todos acostumbrados en las marinas tradicionales y en donde para poder hacer agua, luz o gasoil te tienes que vover loco para encontrar al waterman correspondiente por las calles del pueblo. Si lo viesen como una buena fuente de ingresos y que tienen un país en el que el turismo náutico puede ser una permanente entrada de ingresos, otro gallo les cantaría, pero por ahora no es así.
- Después de fondear, duchita, desembarco en el dinghy para hacer alguna compra para la cena y por supuesto la cerveza de rigor en tierra.
- Una vez de vuelta al barco, se prepara la cena, siempre con fundamento y rico rico. Regada con vino de la sentina. Un poco de tertulia y a intentar observar las Perseidas. Después, y si el calor lo permite a dormir al camarote y sino en cubierta con el fresquito.
Y al día siguiente oootra veeez... pero puede que amenizado con diferentes pasatiempos, aprender a hacer nudos, o que se averíe el molinete y haya que izar el fondeo a mano. Pero como decía Alberto, "menos mal que eres vasco..."
Después de 7 días dando vueltas por Poros, Aegina, Porto Heli, Ydra, Espetses, Corfo, etc. disfrutando de unos paisajes maravillosos, y de una mar como de cuento, recalamos en Atenas y nos despedimos con harto dolor de esta pareja tan simpática, que nos han hecho disfrutar de su barco, de sus conocimientos náuticos y de su forma de vida, como si nos cociéramos desde siempre."
Y así fué pasasndo todo el mes de agosto, con Oscar y Montse, que me deben una crónica y una visita, Una pareja, Leyre y Manuel que solo pudo estar tres dias con nosotros en su periplo por Grecia y muchos muchos buenos ratos que nos animan a seguir con este tipo de vida mientras gocemos detan gratas ompañias, pero se acaba el verano y solo queda volver a casa.