El día 2 de Mayo por fin salimos a navegar Pero eso es el final de todo un largo proceso que cada año se nos pone más cuesta arriba.
Comenzó a las 2 de la madrugada del día 26 de abril, en que salimos de nuestra casa en la Costa del Sol por carretera en dirección a Madrid, viaje que hacemos de esta forma ante la imposibilidad de coger vuelo directo Málaga-Atenas hasta casi el mes de junio, y el negarnos a someter a nuestro otro miembro de la familia, nuestro perro, a estar encerrado en una jaula las muchas horas que pueden suponer un enlace en cualquier aeropuerto.Así que tanto Lola como yo, que somos avezados conductores, nos hacemos el viaje por carretera hasta el aeropuerto de Madrid, con cambios estrictos cada 100 Km. En el aeropuerto nos espera nuestro amigo Nikolái que se encargará de llevar el automóvil a un aparcamiento Low Cost, donde esperará nuestra vuelta.
El equipaje lo forman dos maletas/bolsas de 22 Kg, dos maletas de mano, una mochila y la jaula de Drako, que es además una talla más grande de lo que le corresponde, pero donde puede ponerse de pie o darse la vuelta sin problema durante las casi cuatro horas que dura el vuelo hasta Atenas, donde nos recogen de la agencia de Renta Car para llevarnos hasta la oficina de los coches.
Ya solo nos quedan 180 Km, los primeros 100 de autovía y los otros 80 de una carreterucha, que con los años va mejorando, pero que no deja de ser la puntilla para un viaje que terminará en un apartamento junto al varadero sobre las 10 de la noche.
Tan solo el grito de alegría del responsable ¡¡Kalimera Alberto, kalós írthes álli mia choniá, kapetánio!! sumado a una última ducha de mucha agua caliente por una temporada y la primera Mythos junto al Giro-Pyta comprado para la cena, nos permiten soportar el cansancio de esta paliza de 20 horas de viaje y descansar unas horas.
Transporte del barco en su cuna hasta el Travelift |
En el varadero, Kostas, lo tiene todo preparado y mientras vamos de desayunar lleva el barco hasta el travelift y le da la última mano de patente en los puntos de soporte.
El barco queda amarrrado por el exterior del foso y esa maniobra nos evita tener que subir el equipaje por una escala de casi tres metros en tierra, permitiéndonos meter las maletas una a una y deshaciéndolas y colocando todo ordenadamente.
Ya solo queda recoser la pata al jamón, que no cabía entero y colocar las velas. Pero aquí tropezamos con el problema de que a la guía de driza enganchada del spinaker, se le suma la guía del amantillo del tangón, con lo que nos quedamos sin ningún sistema de subir o bajar la auxiliar al agua.
Afortunadamente una pareja de españoles, Matilde y Gonzalo, que tienen el barco en nuestro varadero y con los que he trabado una cierta amistad cuando estuve en marzo de revisiones, se ofrecen para subir al palo y a pesar de que se rompe la guía y hay que pasar una nueva, tras tres subidas a Gonzalo, la podemos pasar y así poder disponer de la “grua” para manipular pesos, como sacar las bolsas de guardar de la auxiliar, que por primera vez en mi vida he plegado meticulosamente.
Y es que mi manía de no plegarla durante el invierno ha demostrado ser una buena manía, ya que, al moverla el roce de un pliegue con el suelo, al desplazarla, la ha dejado pinchada, con lo que lo primero de todo será repararla.
Afortunadamente en las cercanías hay un Lidl, donde hacemos el aprovisionamiento más fuerte antes de devolver el automóvil a su oficina.
El coche lo tengo que llevar a Ermione, donde está la base y al llegar observo que, en el puerto pesquero, nuestra primera parada habitual, no hay plazas disponibles, pues todas han sido cedidas a particulares y a nosotros eso no nos hace gracia, pues nos obliga a usar los puntos de atraque del espigón exterior, o fondear. Perdemos así el sitio donde poníamos y quitábamos velas, y hacíamos gasóleo y comprábamos carne y pescado para llenar el congelador.
Puerto Pesquero de Hermione con las plazas reservadas en el muelle |
Además, el problema añadido es que agua dulce de Kilada es desastrosamente malo, hasta el punto de que la única vez que se nos ocurrió usarlo tuvimos que vaciar y limpiar los tanques del mal olor que despedía el agua. Hay un “emprendedor” que con un camión cuba te trae agua de no sé qué manantial, pero a 25 € el medio metro cúbico.
El día 2 de mayo, y como la previsión meteorológica es buena, en nuestra primera travesía nos saltamos Ermione y bordeando Hydra nos dirigimos a Poros. En el camino recibo un mensaje de Fernando -del Ralip V- de que en Poros no se puede atracar, pues no se que evento de los barcos de Charter tiene todo el puerto ocupado. Es mucha la tensión de pensar que después de más de 40 millas no habrá atraque libre, pero… es lo que hay
Tenemos el primer golpe de suerte y es hay un sitio libre en el muelle de Gálatas, enfrente de Poros. Y es ahí donde hacemos nuestra primera recalada, con un atraque de cadena (50 metros en cuatro metros de agua) y líneas a tierra, hasta la distancia para poner la escala de 2.50 metros que llevo en la popa.
El sitio es complicado, pues hay en el fondo muchos muertos de barcos que han anclado anteriormente y por eso trato de que mi ancla enganche por delante de todo ese jaleo, luego ayudado de motor y el motor de proa doy atrás y dirijo la popa manteniendo la proa tensada con la cadena, hasta que llego a las cercanías del muelle, donde compruebo que hay calado suficiente junto al muelle para acercar la popa, y que no hay cabos que puedan liarse en la hélice. Si es así, me acerco hasta que apoyo la defensa que cubre la popa contra el muelle y así, con la marcha metida atrás el barco se mantiene pegado al pantalán. Salto a tierra a poner las amarras laterales y las devuelvo al barco tras pasarlas por la cornamusa, arandela, bita o lo que sea. Entonces doy suavemente avante hasta que se tensan las amarras de popa, subiendo la cadena hasta que se tensa.
Ya solo queda tomarse una cerveza