Después de la visita a Butrinto conducimos por una carretera muy complicada , donde apenas sacamos promedio de mas de 45 kilómetros hora, hasta la ciudad de Gjirokaster , una ciudad con gran influencia otomana situada en la ladera de un monte y que al ser la ciudad natal del dictador que gobernó Albania ha recibido un cuidado especial y donde la casa del dictador es lugar de visita obligada para los tour de turistas normales.
Pero nosotros no debemos serlo, pues aparte de no ir en un grupo organizado con un guía, hemos ido por nuestra cuenta y riesgo. Eso si el radar funciona y encontramos un buen restaurante donde probamos algunas de las especialidades de la comida albanesa, que después de tanta curva nos asientan el estómago mientras fuera cae una lluvia que ya no nos dejará en toda la estancia en Albania.
Ciudad para pasear con calma está plagada de edificios con mas de cien años y perfectamente conservados y con soluciones muy poco habituales en nuestra cultura.
El modelo se repite con ligeras variaciones una y otra vez y hay que analizar las fotos para versi es una repetición o una nueva edificación
Alguna de esas casas es la del dictador pero no nos interesa demasiado esa historia
Naturalmente hay un Castillo de Ali Pacha en lo alto de la colina, a la que afortunadamente podemos subir con el coche
Una vez en el castillo, muy bien conservado, descubrimos que encierra una colección de cañones de la primera y segunda guerra mundial. Y un reactor norteamericano que en los años sesenta fue abatido o se cayó el solo, que nunca se supo.
No deja de ser interesante el recorrido, aunque a los turistas de a pié les han hecho subir andando hasta la colina y os puedo asegurar que es un buen trecho. Sigue lloviendo y la atmósfera es muy húmeda. Mucho me temo que todos los frentes que vienen del oeste chocan con las montañas de Albania y aquí descargan
En la vuelta a Sarande nos desviamos para ver una curiosidad de la naturaleza, que le pasa lo que a los castillos de Ali Pachá o a las cuevas azules de Grecia. Se le conoce como Blue Eye. y es un manantial o pozo en la montaña que rellena una sima a veces con profundidades de varios centenares de metros. La limpieza de las aguas aún no contaminadas y la difracción de la luz le dan un color muy bello y hacen del entorno uno de esos sitios especiales.