Hemos alquilado una motocicleta y vamos a dar una vuelta por el mínimo trazado de carreteras de la Isla, que con la forma de una mariposa con las alas desplegadas, esconde un gran número de playas y ensenadas para fondear.
Al llegar ayer con el barco, a este pequeño puerto, donde no había nadie en los tres barcos que amarran, y pensando en tener que saltar a tierra a amarrar los cabos, vemos venir a dos motoristas a toda velocidad. Uno es el vendedor de combustible y el otro el dueño de una de los muchos alquileres de automóviles.
Nos dan el "Kalimera", esperan nuestras instrucciones para atar los cabos y una vez terminada la maniobra nos entregan sendos tripticos con la información de sus negocios.
Así que puestos a escoger y ante la igualdad de precios en todos los sitios, optamos por Yianis, nuestro mozo de amarras improvisado. Ha sabido vender su producto mejor que la competencia
Una moto en temporada aún baja solo cuesta 15 euros, y es suficiente para los escasos 30 km que hemos recorrido.
Salir del puerto supone gatear, literalmente por una carretera de curva y contra curva que lleva a lo alto del Castro, donde un bonito paseo lleva a los restos de una fortaleza, que ocupa la colina
Calles y mas calles adaptadas al terreno y que nunca fueron pensadas para la circulación rodada, hacen de estos paseos una delicia, que compensa la falta de aceras de las grandes ciudades.
Los azules, verdes y blancos siguen sus variaciones interminables que caracterizan a esta zona delos pueblos griegos, mas de las Cicladas que de las Venecianas aldeas de el resto del Dodecanaso
Es la última de las Islas del Dodecanaso que hemos visitado este año y es desde luego la guinda que debe coronar un buen pastel.
Las calas, profundas las hay de todo tipo, ya que la topografía de la isla es un continuo entrar y salir, Dándose la circunstancia, como en este caso, que la ensenada que abre hacia el Sur es tangente a la ensenada que abre hacia el norte
Y no valláis a creer que se trata de la misma cala al ver siempre un solo barco. Es que no había mas de un barco en cada ensenada, las mas de ellas con una pequeña playa y una taberna.
No puedo dejar de pensar en las apreturas de nuestras islas Baleares o en lo que nos encontraremos cuando volvamos al área del Argosarónico.
Damos por terminado nuestro periplo por esta zona de Grecia y la apuntamos como parte de nuestras futuras travesías. Ha merecido la pena y mucho esta incursión por el Dodecanaso.
joooooooooooooooooooooooooooooo
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