A las pocas millas de travesía el viento se pone al 150º por babor, viento incómodo pues no permite atangonar en orejas de burro, y si se colocan las dos velas en la misma banda, la mayor va desventando constantemente el génova.
Es el reino de los Genakers o mejor aún de los espinakers. Pero nosotros hemos decidido olvidarnos de esas velas para las travesías por las dificultades y peligros que implica para una tripulación desentrenada y escasa como somos nosotros dos.
Optamos por llevar solo el genovés 150J y recoger la mayor. Así vamos haciendo casi siete nudos de velocidad, lo que no está nada mal.
Adelantamos al francés por barlovento, al que disparamos nuestra virtual andanada en el momento que le dejamos con las velas desventadas.
La cosa dura hasta mas o menos mediodía del 21. A partir de ahí nos quedamos sin viento y sigue el oleaje de mar de fondo, aunque algo menor. Pero damos muchos tumbos.
Hemos añadido al barco unas lineas de vida dentro de la bañera, que complementan las de las bandas y resultan muy cómodas, pues incluso se puede ir a la mesa de cartas sin soltarse del arnes.
Obligado es llevar este y chaleco salvavidas inflable. Aparte de estos elementos llevamos nuestras balizas personales, que en caso de caer al agua emiten una señal que desde el propio barco indican la dirección y la distancia del náufrago mediante un sistema de radio-goniometro. Creemos que de nada sirve una baliza por satélite que mande una señal a un barco que puede estar a mas de cincuenta millas y que supone demasiadas horas de espera.
La noche es tranquila, casi no nos cruzamos con nadie.
Al amanecer, y ya cerca de Carloforte pescamos una “albacoreta” de unos cuatro kilos, sacada de un mar lleno de medusas “veleta”, como es habitual en estas fechas, La preparamos entera a la riojana, recordando cuando en otros viajes hemos capturado atunes de mas de treinta kilos y seleccionado cada parte para una preparación diferente.
Al llegar a Carloforte, lo hacemos por el norte, cosa que no recomiendo si no lo conoceis muy bien. Hay una almadraba y luego varios escollos sumergidos.Pero el mar está completamente plano ny hay que llegar a hacer gasoil al puerto pesquero. Una ratonera que tiene poco fondo, dificil maniobra, y mala atención. Es lugar que ya conocemos y donde esta vez nos sonrie la fortuna de encontrarla disponible. Un malencarado encargado cierra la “gasolineria” a las 12:30 y la deja en funcionamiento solo con tarjeta de visa, lo que casi sería mejor. El problema es que al cerrar guarda la manguera que llega al pantalán y hay que ir al surtidor de la carretera con petácas.
Atracamos en marina Manfredi, casi vacía, ya dentro del puerto. Imposible hacerse con una tarjeta de Internet
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