Hemos recibido un nuevo correo de "El Alea" donde nos cuentan mas o menos sus intenciones. Como esto puede ser el juego del ratón y el gato, decidimos intentar cortar su derrota e ir por delante, así que emprendemos una "larga travesía" de unas treinta y cinco millas hasta Nydri.
Volvemos a salir por delante del canal de Préveza y vemos la jungla de palos que hay en la orilla opuesta, junto al aeropuerto. Son tres marinas "secas" donde duermen en invierno varios miles de barcos. El precio por nueve meses de estancia está en torno a los "¡¡ seiscientos Euros!! y con aeropuerto a medio kilómetro. Es toda una tentación, que estamos en este momento a mas de mil millas de casa
Al salir del canal de Prevezza, hay que poner rumbo Sur para ir al canal de Levkas, cerrado por un puente, como en la entrada al Mar Menor. habre una vez a la hora en punto. Y sin proponernoslo, llegamos tan tan justo, que con la inercia que llevamos nos colocamos los primeros.
No saludan muy efusivos desde un barco con matricula de Gibraltar, devolviendoles una amplia sonrisa. Solo que en mi maldad congénita, la sonrisa está causada al recordar como Arturo Perez Reberté, en un relato, cada vez que pasa frente a un barco con bandera Inglesa, hace disparar sus cañones virtuales, siendo el saludo devuelto, el saludo al enemigo undido
En la marina de Levkada vemos la hasta ahora única gasolinera en un pantalán, pero llevamos casi a tope los depósitos y seguimos, viendo el paisaje desde lejos, pues sabemos que deberemos volver a visitar mas a fondo esta isla
Y por fin, en la segunda ensenada que entramos aparece un barco naranja. Es el Alea y su tripulación al completo, en el número de dos, estan sobre la cubierta.
Al acercarnos a menos de tres metros, nos ven, y tras el guiño histórico de "Dr Livingston, supongo" dejamos paso a la natural alegría del encuentro en tierra estraña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesan mucho tus comentarios.
Puedes ponerlos aquí