Para transladarnos a Palma hemos decidido utilizar el tren de Soller.
A mi me ha traido recuerdos de Tortilla de patata y carne empanada.
De aquellos interminables viajes en los vagones de tercera que como estos eran de madera.
El traquetreo y el sonido del paso de los railes me han traido a la memoria imagenes de mis padres, de mi hermana, de Oliva... de transbordos en Busdongo, de carbonillas en los ojos.
Cuando un jefe de estación ha dado la salida con una trompetilla, el recuerdo ha sido para aquellas señoras que con el barreño de zinc a la cadera vendian cervezas y naranjadas ("Orang Crus") debajo del circular y enorme reloj de la estación y los carteles con nombres de pueblos que nunca he visitado.
¿Donde está "Venta de Baños"?
El tren que no corre, anda. 27 kilometros una hora. Se me ha hecho corta.
¡HASTA EL DIA 9!