Hace casi cinco meses que llevo callado, con el blog sin actualizar con nuevos comentarios y con una gran reticencia a escribir esta entrada.
Pero con un firme propósito de que antes de seguir adelante tengo que contar y analizar lo sucedido en los días de finales de agosto del 2011 entre los puertos de Atenas y el puerto de Teulada en el sur de Cerdeña.
Por primera vez en una navegación perdía totalmente la serenidad que debe acompañar a cualquier navegante que se precie y la pérdida del control me llevaba a los gritos, los insultos y las amenazas. Y además, injustamente hacía partícipe de ello a una tercera persona que nada (¿nada?) tenía que ver con la serie de incidentes que desembocaban en el desembarco de la tripulación.
Es muy posible que la versión que cuenten los demás implicados sea diferente a la mía, pero mas que la cadena de incidentes en sí quisiera transmitir, pasado el tiempo, como me han afectado en lo personal, llevándome a pensar muy seriamente que quizás ha llegado el momento del fin de mis travesías.
Pero empecemos por el principio.
Como cada año, después de pasar unos días deliciosos en compañía de nuestros invitados por las aguas del argosarónico nos dirigimos a Atenas para que Lola volviera en Avión hacia Málaga a incorporarse a su trabajo y yo comenzaba a desandar las 1500 millas que hay hasta Málaga.
Como siempre la duda de dejar el barco en Grecia o traerlo a casa y que de nuevo gana la segunda opción, que no sabría que hacer esos siete meses de invierno sin tener cerca mi querido Capitán Teach.
Una ruta larga por el sur de Italia y una corta cruzando por Malta y Tunez, desaconsejada por la situación aún no clara de la nueva Tunez.
El itinerario previsto era como siempre muy abierto para adaptarlo a la información meteorológica y tanto podía ser en rumbos directos o costeando Italia parando a dormir en cada puerto.
Para este recorrido había invitado, como cada año, a que si alguien de la Taberna del Puerto, el foro del que soy asiduo, quisiera venir conmigo, lo podía hacer como mi invitado para ayudarme en la navegación en cualquiera de los tramos. En años anteriores había tenido excelentes compañeros que casi siempre son personas que quieren experimentar en que consiste una navegación de Altura de varios días antes de comenzar ellos a hacer las suyas propias.
Al mismo tiempo recibía un correo de una persona que quería venir a pasar esos días como experiencia y que no tenía ninguna idea de navegación. Preocupado por esta persona y su capacidad por aguantar "la Paliza" le hice toda una serie de preguntas y propuestas para no someterle a una tortura innecesaria. Pero era una persona que tenía asumido que era una experiencia y que como tal podía resultar no muy agradable y que en todo caso siempre se podía desembarcar y coger un avión. Su perfil era el de una persona acostumbrada a viajar y me propuse hacer de él un nuevo aficionado al mundo de los barcos y las travesias. Le propuse que solo me ayudara con los gastos de una semana y que el resto, tardáramos lo que tardáramos corría de mi cuenta, ya que normalmente en los viajes de vuelta lo que quiero es ayuda y compañia Así conseguía no tener que depender de estar determinado día y hora en determinado sitio que es algo que agobia en exceso los viajes.
Con todo aceptado por esta persona y coordinado con el otro navegante con supuesta experiencia todo parecía sonar a música celestial, sumado a unas previsiones de meteorología anormalmente favorables.
Pero en esta alegría empezaron los errores. Simplemente no hice ninguna averiguación sobre las capacidades y conocimientos de esta segunda persona para hacer este recorrido. Lo había conocido "virtualmente" en un foro de náutica de los que participo y en sus intervenciones parecía una persona con un gran bagaje de experiencia, que incluso había comentado querer hacer Grecia con su barco, un 38 pies, Incluso se barajó la posibilidad de que viniera su compañera, habitual acompañante de sus "travesias".
Así que me concentré en los preparativos, avituallamiento, gasoleo, cambios de aceite, filtros, agua y una limpieza a fondo de los camarotes de mis tripulantes.
Y así llegó la madrugada del día 25 de agosto de 2011 en la protegida ensenada del puerto de Marina Cea cerca del Pireo.
Continuará...
Pero con un firme propósito de que antes de seguir adelante tengo que contar y analizar lo sucedido en los días de finales de agosto del 2011 entre los puertos de Atenas y el puerto de Teulada en el sur de Cerdeña.
Por primera vez en una navegación perdía totalmente la serenidad que debe acompañar a cualquier navegante que se precie y la pérdida del control me llevaba a los gritos, los insultos y las amenazas. Y además, injustamente hacía partícipe de ello a una tercera persona que nada (¿nada?) tenía que ver con la serie de incidentes que desembocaban en el desembarco de la tripulación.
Es muy posible que la versión que cuenten los demás implicados sea diferente a la mía, pero mas que la cadena de incidentes en sí quisiera transmitir, pasado el tiempo, como me han afectado en lo personal, llevándome a pensar muy seriamente que quizás ha llegado el momento del fin de mis travesías.
Pero empecemos por el principio.
Como cada año, después de pasar unos días deliciosos en compañía de nuestros invitados por las aguas del argosarónico nos dirigimos a Atenas para que Lola volviera en Avión hacia Málaga a incorporarse a su trabajo y yo comenzaba a desandar las 1500 millas que hay hasta Málaga.
Como siempre la duda de dejar el barco en Grecia o traerlo a casa y que de nuevo gana la segunda opción, que no sabría que hacer esos siete meses de invierno sin tener cerca mi querido Capitán Teach.
Una ruta larga por el sur de Italia y una corta cruzando por Malta y Tunez, desaconsejada por la situación aún no clara de la nueva Tunez.
El itinerario previsto era como siempre muy abierto para adaptarlo a la información meteorológica y tanto podía ser en rumbos directos o costeando Italia parando a dormir en cada puerto.
Para este recorrido había invitado, como cada año, a que si alguien de la Taberna del Puerto, el foro del que soy asiduo, quisiera venir conmigo, lo podía hacer como mi invitado para ayudarme en la navegación en cualquiera de los tramos. En años anteriores había tenido excelentes compañeros que casi siempre son personas que quieren experimentar en que consiste una navegación de Altura de varios días antes de comenzar ellos a hacer las suyas propias.
Al mismo tiempo recibía un correo de una persona que quería venir a pasar esos días como experiencia y que no tenía ninguna idea de navegación. Preocupado por esta persona y su capacidad por aguantar "la Paliza" le hice toda una serie de preguntas y propuestas para no someterle a una tortura innecesaria. Pero era una persona que tenía asumido que era una experiencia y que como tal podía resultar no muy agradable y que en todo caso siempre se podía desembarcar y coger un avión. Su perfil era el de una persona acostumbrada a viajar y me propuse hacer de él un nuevo aficionado al mundo de los barcos y las travesias. Le propuse que solo me ayudara con los gastos de una semana y que el resto, tardáramos lo que tardáramos corría de mi cuenta, ya que normalmente en los viajes de vuelta lo que quiero es ayuda y compañia Así conseguía no tener que depender de estar determinado día y hora en determinado sitio que es algo que agobia en exceso los viajes.
Con todo aceptado por esta persona y coordinado con el otro navegante con supuesta experiencia todo parecía sonar a música celestial, sumado a unas previsiones de meteorología anormalmente favorables.
Pero en esta alegría empezaron los errores. Simplemente no hice ninguna averiguación sobre las capacidades y conocimientos de esta segunda persona para hacer este recorrido. Lo había conocido "virtualmente" en un foro de náutica de los que participo y en sus intervenciones parecía una persona con un gran bagaje de experiencia, que incluso había comentado querer hacer Grecia con su barco, un 38 pies, Incluso se barajó la posibilidad de que viniera su compañera, habitual acompañante de sus "travesias".
Así que me concentré en los preparativos, avituallamiento, gasoleo, cambios de aceite, filtros, agua y una limpieza a fondo de los camarotes de mis tripulantes.
Y así llegó la madrugada del día 25 de agosto de 2011 en la protegida ensenada del puerto de Marina Cea cerca del Pireo.
Continuará...