Hoy cumplo 70 años!!SETENTA AÑOS¡¡ Solo una cifra, pero que es para mí como una barrera que pensaba que era inalcanzable.
Con abuelos muertos todos con más de 90 años, una madre aún viva con más de 90, solo mi padre no cumplió la expectativa. Y yo siempre he deseado parecerme a mi padre.
Llegado este punto, es un momento tan bueno como cualquier otro para hacer algunas reflexiones, un balance y proponer nuevas metas.
Para empezar, voy a dejar de esconderme detrás de un abatar en las redes sociales. No tengo nada que esconder. De poder hacerlo no cambiaría nada transcendental de mi vida. Hubo muchas encrucijadas y tomé decisiones, tan solo he dejado de perfilar matices.
Y es que siempre me ha costado bajar al detalle concreto. De las tres mujeres que llenaron mi corazón, Mari Luz, Herminia y Lola I. no puedo recordar apenas detalles de su fisonomía. Ni tan siquiera de Lola, mi compañera, recuerdo el color de sus ojos a pesar de que es lo primero que veo cuando me despierto.
Siempre he sido así, incluso en mi trabajo. Y es que soy un arquitecto en el sentido que nos transmitió Víctor D´Ors de la "Archi-textura" lo que está más allá de la textura. No me interesa como se decorará un espacio sino el espacio en sí. Si tiene una puerta, no me interesa como es la puerta, sino con que conecta esa puerta.
Esa búsqueda de que hay más allá de la primera impresión que puedan transmitir las cosas impregna todos mis actos, mis palabras y lo que escribo o me reservo en este blog.
Así que nada cambia si muestro un muñeco o una foto mía. Si alguien busca como soy, tendrá que bucear dentro de mí.
Por fuera soy un contenedor lleno de achaques, Gafas para leer y ver de lejos, sordo a no sé qué frecuencia, dos músculos en los hombros a punto de saltar rotos, hipertenso, un pulmón vago, hernia de Hiato, divertículos en el intestino, operado de cáncer de próstata y una artritis que se me va colando por todas las articulaciones, deformando mis dedos y solidificando mis rodillas. Además este año he subido alarmantemente de peso, casi diez kilos que he de transportar cada día de un lugar a otro.
Y si hago esta relación es porque necesito esa carcasa para poner en movimiento las cosas que desea mi interior y a veces llega el conflicto. Y me frustra enormemente tener que ponerme unas botellas de buceo para recoger unas gafas caídas en 9 metros de fondo. No poder saltar un metro al pantalán a poner unas amarras.
Esta crisis, (que ya he visto y vivido otras) me ha pillado en el momento en que más domino mi profesión, pero he seguido formándome y preparándome para seguir trabajando. Lo necesito como el aire que respiro.
Y es que mantener todo a flote es muy costoso. Con el barco hemos intentado encontrar quien nos acompañara ayudándonos a sufragar los gastos. Y la experiencia ha sido en general buena, pero apenas ha ayudado. Para ello hay que dedicarse profesionalmente y estar dispuesto a que se suba a tu barco y entre en tu casa casi cualquier cosa. Si eres selectivo, y lo somos, encuentras pocas candidaturas aceptables. Y también personas que siempre llevarás en tu corazón. Y si a ello sumamos la situación de incertidumbre a que está sometido esta parte del mundo pues te puedes llevar un año en blanco.
Tengo tres hijos, a los que quiero más de lo que ellos se imaginan, a los que he dado educación y alas para volar alto. Pero están sujetos al contrapeso de una madre, que tras parasitarme desde que mi hija tenía dos años (mantuvimos las formas hasta que cumplió los dieciocho antes de separarnos) y que ahora 35 años mas tarde, tras llegar a la ruina mas absoluta, pretende culminar su frustración metiéndome en la cárcel si triunfa la ley por encima de la justicia. Esto les aleja de mi, destruyendo cualquier aproximación conseguida cada vez que me reúno con ellos. De nuevo a pesar de todo lo aparente, mi corazón brinca de alegría cuando consigo hablar con ellos y me siento muy orgulloso de sus trayectorias. Hoy no ha habido suerte y su falta ha quebrado la alegría de las decenas de felicitaciones recibidas.
Y tengo a Lola. Que deciros de ella. Como en la canción de Serrat, tío Alberto "que suerte tienes cochino, pues al final del camino..." Mi compañera, mi amiga, mi confidente, mi esposa. Lo ha dado todo por mí. Dueña de todo lo material que nos rodea, continua peleando para que se prolongue nuestra historia en común tal como la soñamos hace años.
Un grupo selecto de amigos, muchos conocidos. Solo un enemigo, pobre diablo.
Y una norma para seguir adelante. Para conseguir que respeten a este "Perro Verde" tengo un profundo respeto por los gatos amarillos, las cebras a lunares, las jirafas de cuello corto o los cocodrilos colorados. Que de todo hay.
Ya te felicité en el "caralibro"... pero como todos los Santos tienen octava... ¡Feliz Cumpleaños! nuevamente... y ahora que te va faltando poco para la mayoría de edad, espero que nos sigas deleitando "desde la popa".
ResponderEliminarUn abrazo.
Paco (aka Gambucero).
Pedro Pineda, Jávea,14-7-15 13,30h. Muchas felicidades y no te rindas que aun eres joven y en cuanto a los achaque tenemos que pensar que los hay que están mucho peor. Aun nos tienes que deleitar con muchas de tus crónicas. Aprovecho ya que vienes haciendo esa ruta todos los años, para preguntarte si se puede fondear en la Cala San Pedro, en las inmediaciones del Cabo de Gata, pues la última vez que allí estuve fué en 2009 y no sé en la actualidad como esta aquello. Muchas gracias y buenos vientos.
ResponderEliminarBuenos Días Alberto.
ResponderEliminarCada día me gustan mas tus crónicas, tu forma de expresarte, la claridad de ideas que transmites. De los "achaques" todos tenemos los nuestros en mayor o menor medida. Pero lo bueno es seguir ahí, cada milla y si me permites el símil futbolístico, viviendo milla a milla.
Como ya te dije una vez, de mayor, me gustaría ser como tú.
Buenos vientos
ALANDRIS