Por fin llegamos a Kilada, un pequeño puerto pesquero en la península Hermionida del Peloponeso.
Un par de dias necesitamos para poner las cosas en su sitio, colocar velas y jarcia de labor que habíamos guardado y para hecer frente a un problema con que no habíamos contado
.
Un portillo mal cerrado ha permitido la entrada de agua dentro del barco, mojando alguna de las ropas que colgaban en un armario y que afecta principalmente a la ropa de cama.
El barco ha dormido sobre una cuna de acero. Ha secado la obra viva durante ocho meses y ha sido pintado de acuerdo a nuestras instrucciones, así que solo resta devolverlo al agua.
El sistema empleado por el varadero es simple. Unas cunas universales sobre las que se acuña el barco y un tractor que arrastra una plataforma hidráulica sobre la que, mediante unas vigas transversales, se apoya o eleva la cuna y el barco.
Esto les permite dejar los barcos casi pegados uos a otros para un mayor aprovechamiento del espacio. En este varadero se meten hasta 500 barcos y en el contiguo unos 6.500.
La capacidad de movimiento del pequeño tractor es increíble y la habilidad del conductor sorprendente. y así es transportado a la plataforma de varada, para lo que tiene incluso que cruzar una carretera, sorteando barcos, cables eléctricos y todo tipo de obstáculos.
En la plataforma está el impresionante pórtico marino, que curiosamente procede de Valencia y era el que se utilizaba para la Copa América, capaz de elevar no se cuantas burradas de toneladas.
Ya solo queda centrar el barco entre las patas del pórtico, pasar las bragas en los puntos premarcados y sacar de debajo la cuna.
el barco está suspendido en el aire.
Un último repaso a los puntos donde estaba apoyado el barco y...
Todo dispuesto para que de nuevo para que el Capitan Teach descanse sobre el agua.
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