Estamos a primeros de Julio y han comenzado a entrar los preocupantes vientos del norte, los Meltemi y decidimos dejar la bajada por el dodecaneso para otra ocasión, con lo que nos queda en el aire la isla de Samotracia, a pocas millas de donde estamos. así que tomamos la decisión de visitar una ciudad de la costa norte, Kavala, aunque estamos por dejar pasar esta recalada, ya que no hay mucho que destacar si se leen las guías turísticas al uso.
Pero afortunadamente, y mas pensando en darle un buen rapado a la pelambrera de Drako, que ya casi no se seca después de los baños, por exceso de pelo, nos vamos a Kavala donde hay varias peluquerías caninas anunciadas en Internet y en concreto una que nos indicó la veterinaria de Thasos.
La improvisación nos devuelve el haber conocido una ciudad encantadora, que tanto Lola como yo, colocamos en lo mas alto de las ciudades que conocemos de Grecia.
La primera sorpresa es que toda la información que tenemos del puerto no es válida y que se han introducido muchas mejoras a lo que aparece en las cartografías que manejamos, y donde apenas lo último de Navionic, aclara casi nada.
El puerto está todo regentado por la autoridad portuaria, que incluso administra los pantalanes colocados delante del Club Náutico, donde nos quedamos abarloados al primero, ya que los otros dos, son usados como puntos fijos por los socios del C.N.
Hay otras dos zonas donde amarrar. Una en el muelle principal, con un curiosos sistema, ya que la altura del muelle es muy elevada, casi tres metros. Para ello han colocado unas escaleras metálicas, a las cuales debes de poner la popa del barco si quieres ir a tierra, aunque el amarre a las arandelas que hay en la pared no son accesibles si no es a base de chinchorro. Francamente complicado.
El costo diario ha sido de 1 € ( ¡¡Un Euro!!) y una tarjeta de 10 euros nos ha suministrado agua y electricidad durante casi 7 dias. Eso si, el butano y el gasóleo lo he tenido que ir a buscar con la carretilla a casi un kilómetro de distancia, nada diferente a lo que pasa en casi todos los puertos de las grandes ciudades.
Hecho en falta una buena tienda de náutica donde encontrar repuestos a nuestra casi difunta escala, pero prácticamente hay de todo, buenos supermercados y pescaderías, y un buen número de pastelerías y "Baquery" o panaderías, donde casi se diría que venden joyas.
Frente a nosotros, a la espalda de la terminal de ferrys, hay una colina donde se asienta la ciudad vieja, con un castillo medieval en lo alto, un hotel Otomano mas abajo y alimentado por un acueducto romano, restos de pasados esplendores. Pero sin embargo todo el frente al paseo marítimo está formado por edificios modernos y el comercio está organizado a la vieja usanza, muy lejano al concepto de centro comercial. Salir de compras es entrar en muchas pequeñas tiendas e incluso comprar los tomates e una de ellas y las cebollas en otra mas allá,
Mis intentos e hacerme entender con mi incipiente griego, solo dan por resultado, caras de extrañeza y respuestas en Inglés, rudimentario, pero mejor que mi griego. Pienso que lo de chapurrear un poco de Inglés, viene en el ADN de los griegos.
A unos cientos de metros del barco hemos encontrado un parque donde podemos jugar con Drako y hacerle corre detrás de su pelota favorita, y luego nos sentamos a tomar el fresco de la tarde- noche en una terraza de un bar, donde la consabida botella de agua fría que te ponen nada mas llegar, tiene para unos españoles, que ya peinamos canas, algunas connotaciones en la historia de nuestra memoria, que no necesariamente coincide con "La Memoria Histórica" que se empeñan en vendernos nuestros cerriles políticos de uno y otro signo, incapaces de hacer un comentario razonado si se escapa de los límites de un "tweet" sin recurrir al copy-pega
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Hacemos una escapada en un coche de alquiler con idea de ir a alguna playa, pues hemos visto muchas al venir. Sin embargo no contábamos con que estamos en el domingo de la primera semana de Julio, y que ya hay una gran avalancha de veraneantes aparte de que el día invita a buscar el chapuzón e las playas. Visitamos una de las magníficas playas de los alrededores de Kavala de nombre Ammolofoi Beach. y nos encontramos con la casi imposibilidad de aparcar en las cercanías y donde además y tal como podemos ver en las tomas del dron, se acumulan hasta ocho filas de hamacas que cubren casi toda la arena o un desierto al sol para el que hay que ir preparado con sombrillas, colchonetas, nevera y toda la parafernalia del dominguero.
Nos damos cuenta de lo afortunados que somos de poder bañarnos simplemente descendiendo por la escala del barco, con la ducha preparada a nuestra llegada y a cubiertos por el "bímini" y con la cerveza a su correcta temperatura del frigorífico del barco.
A punto de ceder a la tentación de darnos la vuelta, y haciendo uso una vez mas de lo que Lola llama "el radar de Alberto" al intentar dar la vuelta por un puente bajo la carretera, entramos en un carril que nos conduce a un lugar prácticamente vacío, donde hay un restaurante y una hermosa explanada junto a la playa para aparcar.
El sitio lo han montado con ingenio. se trata de un tramo de playa donde la entrada al agua está descarnada en una franja de mas de 10 metros, con rocas cortantes que hacen casi imposible entrar al agua. Sin embargo, han creado un pasillo que te lleva hasta el fondo de arena, que desciende suavemente tras la barrera de rocas. Para ello han utilizado sacos de arpillera de plástico rellenos de arena, por los que se salva el inconveniente de las rocas ¡Chapeau!
El local es atendido por una madre y sus dos hijas y donde hemos comido los mejores boquerones, de toda Grecia. Unos a la plancha y otros al limón, con unos tomates de la variedad Creta, que huelen,,, a lo que debe oler un tomate.
Y ahora os dejo en compañía de un nuevo vídeo a vista de Dron