Amanecemos con viento de unos 12 nudos del NE, lo que va en contra de nuestros planes y en contra de la previsión de SE que encontrábamos ayer en los USGRIB, pero así todo intentamos ver como se presenta realmente el día.
Y cruzamos los "Freus" en dirección al Este y... pocos minutos después lo hacemos en dirección contraria. El viento ha subido a 20 nudos a los que hay que sumar la velocidad del barco, absolutamente en la proa y además comienza a levantarse mucha mar que nos llena de rociones, con lo que decidimos ir por el lado Oeste de la isla.
Así que toca ahora pasar por el "freu" de las Vedra y dirigirnos al norte bordeando la cara oeste de Ibiza y cruzando un nuevo "freu", el de el islote de Conejera. No hay casi nadie en las calas y al llegar a San Antonio hay una gran cantidad de boyas vacías y mucho sitio para fondear.
Nos amarramos a una de esas boyas y salimos a hacer algo de compra en el supermercado. En cualquier puerto del mundo nos darían amarre de cortesía por unas horas para hacer la compra, pero el C.N.San Antonio ha creado una mala fama en cuanto a su "amabilidad" que mejor no intentarlo. Los atraques de Ports Ibiza no aceptan barcos de mas de doce metros y nosotros no llevamos los, al parecer normales, documentos falsificados en que diga que tenemos solo 11.85 metros de eslora. ¿Idiotas? Puede pero así me siento libre de decir lo que pienso.
Después de hacer la compra y comer abandonamos el puerto y nos dirigimos hacia el norte de Ibiza a recalar en otra de las calas que para nosotros es emblemática, Binirras.
Vamos pensando en la carrera de fórmula I y en un buen resultado de Fernando Alónso y en cuanto doblamos la Punta de Sa Creu y salvado la Isla Murada aparece la conocida silueta de la roca que cierra la bahía de Binirrás, el islote de Cap Bernat. y la silueta adquiere un nuevo significado ¿premonitorio? me recuerda el dedo de Sebastian Vetell.
Creo que ya he hablado en estas lineas de Binirrás, esta vez un Binirrás pelado tras el reciente incendio de sus bosques. Las pequeñas construcciones palafíticas, originalmente casetas de pescadores y hoy refugio de los últimos hippies y que cierran los laterales de la playa de esta cala.
Cuando no hay nadie es fácil encontrar una mancha de arena, en el centro de la ensenada, en seis metros de fondo donde es sencillo soltar 30 metros de cadena sin tocar la poseidonia, si es que la hay.
Al fondo en la playa unos cuantos personajes salidos de nuestros sueños de amor y libertad de los 60´ se sientan en la playa frente al sol y tocan algún tambor en un adelanto de lo que será el espectáculo durante las tardes del verano cuando jóvenes y menos jóvenes abarroten la playa y se multipliquen las percusiones.
Y de nuevo disfrutamos de una de las puestas de sol mas espectaculares de la costa Ibicenca mientras libamos un Gin Tonic desde la popa de nuestro amado Capitán Teach.
Yo, como siempre me pregunto, casi con lágrimas en los ojos por la emoción, a que o a quien tengo que agradecer estar de nuevo aquí un año mas.