Nos despedimos de Methoni, después de dar una vuelta pausadamente a las ruinas del castillo y de seguirla tradición de encontrar la mayor cantidad de leones alados, símbolo de las ciudades venecianas del pasado. Tengo contabilizadas 17 fotos diferentes, pero parece que me he quedado corto y hay muchas mas.
Pero no es una despedida para siempre, Lo que llevo visto y sentido del Peloponeso me hace sentir que son aguas a las que volveré cuantas veces me lo permitan tantas y tantas amarras como se van tejiendo en contra mía.
Es una puerta que haré todo lo posible por que no se cierre, pues si así lo hace aunque siga vivo, será el final de mi vida.
Y que nadie se extrañe de estos comentarios. Voy narrando un viaje, mi viaje, y estos pensamientos y sensaciones forman parte del mismo y con las luces y las tinieblas, toman diferentes matices y a veces se llenan de contrastes y a veces los bordes quedan matizados y a veces delante de mi veo calmas y a veces tempestades.
Pero héteme aquí (La que me ha liado Psilicosis con lo del acento en la palabra "mas") narrando lo pasado y no haciendo ficción de lo por venir y ...
Subida fuese el ancora iniciamos singladura en demanda de la punta de Akritas con Céfiro soplando, a ratos burlón, sobre la popa de nuestra nao y llegando endella, después de gobernalla, a la rada de Koroni.
El puerto es muy pequeño y está ocupado por infinidad de pequeñas embarcaciones locales y un nido de araña de cabos y amarras y boyas sueltas que hacen poco aconsejable meterse en camisas de once baras.
Así que fondeamos frente a los muelles del pueblo donde la profundidad de las aguas es de menos de un metro, pensando en salir a dar un vistazo por la tarde- noche con el fresco.
Pero hay un aumento del viento y tal como indica nuestra guía el fondo no es un buen tenedero, pues hay mucha piedra suelta y golpe a golpe vamos garreando hasta que conseguimos que se clave en el fondo. La ausencia de calma en el viento no nos deja tranquilos como para saltar a tierra y permanecemos todo el día en el barco con las alarmas de garreo puestas y un par de marcas por si las moscas.
Lamentamos no poder acercarnos a la panadería que nos han recomendado ( y eso que en general el pan es muy bueno en Grecia) como una de las mejores y donde hacen una hogazas de pan de las que duran muchos días.
No es problema. Hay mucho que leer y mucho que escribir. Al final el viento cae por completo y dormimos sin ningún sobresalto.