El día 30, con las claras del día, salimos desde la costa continental hacia la última de las islas del Heptanato jónico, la Nisos Zakinthos o Isla de Zakintos. Hay que sortear unos bajos y las cartas en esta zona no son muy precisas ni detalladas, y por ello no puedo acercarme a sacar fotos mas de cerca para mi amigo Agustín, enamorado de los faros, de este torreón situado sobre un islote frente a la costa Continental.
Cañas de pesca afuera y nada que llevarse al congelador, hasta llegar a Ay Nicolaos, siguiendo indicaciones del patrón de un barco de charter y amarre a un muelle con mas de cuarenta metros de cadena en menos de tres metros de agua. El tenedero es bastante deficiente.
Quiero que a partir de aquí leáis mis comentarios en la forma en que siempre hacemos. Nuestro primer viaje es siempre de exploración y aproximación para volver con mas calma y mas información. Siempre queremos pensar que habrá una segunda vez como mínimo.
Y de ahí que hagamos una excursión en barca de motor hasta los dos sitios turísticos por excelencia de la Isla. El barco naufragado que reposa sobre la arena de una playa inaccesible ¿Quien no ha visto esa foto? y las cuevas azules. Demasiada paliza para hacerlo con el barco cogemos una barca de excursión, la de Dimitri, gasolinero, restaurador, mancebo de supermercado y patrón de la motora que en menos de treinta minutos nos lleva al punto mas alejado de la visita.
Resultado, una experiencia desagradable al máximo para nosotros, acostumbrados al dulce deslizar de nuestro velero, a todo ese espacio para nosotros.... El barco bota sobre las olas, y como no consigue planear, pues tiene el viento de cara, va inclinado hacia la popa y no permite ver nada con la proa levantada. Ponerse de pié para hacer una foto es una temeridad. Y el final de mucha máquina electrónica por las salpicaduras.
Pero el personal está disfrutando como locos. Al fin y al cabo es como lo del "chorizo volador" de la playa. Yo con el alma en un vilo de lo que puede pasar si encontramos un palo, una red o un plástico
Pero vemos el barco o fotografiamos y... nos cocemos al sol e la caldera que forma la playa de regodones del 15 (pero centímetros cada grano).
Después te llevan a ver una "cueva azul", pero nada que ver con la de Cabrera por poner un ejemplo. Sin embargo lo poco que vislumbramos de la costa hace que al día siguiente y ya en un medio mas pausado nos diéramos una vuelta por la zona, muy fotogénica, pero de fondos a mas de treinta metros por lo que lo de fondear para ver las cuevas por dentro no es lo mas recomendable.
La erosión ha hecho de las suyas y hay algunas formaciones muy bellas que poder fotografiar si lo haces despacio
Descubrimos también parte de la trampa de las cuevas. La verdaderamente famosa Cueva Azul es una concesión de un solo ciudadano y solo se puede acceder a ella desde tierra y a través de una agencia de viajes específica. Si lo intentas con la zódiac te echan encima sus barcos y te dan gritos de prohibido salvo que pagues una cantidad.Esta cueva es mas amplia y los barcos entran dentro y hay algunas formaciones de estalactitas, incluso una iluminación artificial. Todo muy "turistico"
Y es que la isla se mueve como paraíso turístico y solo si se penetra en el interior queda algo digno de verse como original, de donde destaca, según las guias, lo gastronómico.
Un gran puerto, Zaque (Zakinthos), y una marina con agua , luz y trámites de policía por diez euros se queda medio llena en pleno julio, y es que Zakinthos está un poco alejado para los charter o la ruta hacia Atenas. Pasamos aquí nuestro segundo día, pero no tengo nada que reseñar de esta ciudad
Y eso es lo que mantiene aún alguna colonia de las casi desaparecidas tortugas bobas, que utilizan sus playas como el último reducto para hacer los nidos, ante el clamor de los ecologistas, que han conseguido al menos que parte de la zona de la bahía de Lagana, al sur de la isla, sea declarado parque de la naturaleza y donde se han promulgado algunas reglas de uso un tanto peregrinas, como que las sombrillas solo se puedan clavar en la zona húmeda de la playa.
Mientras tanto, cientos de pequeñas barquitas son alquiladas y pese a las prohibiciones utilizadas para salir a la caza de la tortuga o lo que es peor. A la "escarvación" a la búsqueda de un huevo de tortuga.
Pasamos la última noche fondeados en frente a una playa en la que las palmeras han sido sustituidas por ancianos olivos. Otra de las reglas Prohibe incluso salir con los auxiliares al pequeño pueblo o encender las luces del barco. Nadie lo cumple ni nadie vigila que se cumpla.
Agradecimientos y recuerdo.¡Se nos fue Zante!...sigá sigá, poco a poco aconsejan los griegos, Siganá pato sti yí, con cuidado piso la tierra, dice una famosa canción, Tzivaéri moú, joya mía, que se canta en muchos pueblos de Grecia, incluso a capella, la escuchamos las primeras veces en Kálimnos y en Limnos. Es para informaros que limitaré los comentarios, ya abusé bastante. Pero seguimos en el Teach. Quería agradecer a Alberto la oportunidad y libertad que me brindó, ¡toy como en casa güelu!, y también la paciencia de los lectores. Confío en que halláis sonreído alguna vez, que ya es mucho. Yásas!.
ResponderEliminarAsí mismo, quería dejar constancia de nuestra gratitud a Zanásis P.,de Halkída, Eubea, que por edad podría ser hijo nuestro. El año pasado, días antes del feliz encuentro con el Teach en Skyros, y cuando no había pasado ni una hora desde que nos conocíamos, nos había dejado su coche y su casa, dos días, generosidad que sólo parece posible en Grecia y en corazones tan grandes como el suyo. Efjaristó para polí! Bravo Zanási, fíle moú! Yásu, yíe, palíkaré!.
Y recordaré a nuestro primer amigo en Grecia, el limniota Theodoros Lambroú, con quien también quisimos en Zákinthos. Se fue tan joven como Nikos Xyloúris: casi puedo ver a Yorgos Karvélis en su casa de Mýrina, en Limnos, cantando, acompañado por su bouzoúki, el Itan mia forá de Nikos, que escuchábamos espectantes como primicia y...a Theodoros saludando, Yásu, file!, con una amplia sonrisa de niño grande, a la puerta de su taberna junto al puerto, el Avra, ´la brisa matutina que viene de la mar`...y algo se me rompe por dentro...sopla, airín, sopla...fisáai, aeráki, fisáaai...!
Ramiro Rodríguez Prada.