Tras ver varios rentacart hasta quedarnos con Europcar, como mas conocido, y...así todo. Gracias a que sacamos fotos del coche tal como nos lo entregaban, evitamos una reclamación por rayaduras y desperfectos. Esta técnica de fotografiar todo el coche, nos ha servido ya en varias ocasiones.
Y así plano de la Isla en la mano, le damos una vuelta pequeña, pues las carreteras son infernales, incluso de Aglassos a Plomarión, hicimos casi veinte kilómetros por un carril de montaña. Por un paisaje lleno de pinos y olivos centenarios.
Sobre todo vamos mirando puertos y tomando notas para una eventual recalada, en este o en futuros viajes. Preguntando a los barcos amarrados sobre calados, servicios y demás cuestiones. La información de muchos de estos puertos no figura en los derroteros, pero son sitios deliciosos que bien merecen una visita
Nuestro recorrido nos lleva por el norte de la isla hasta dos pequeños puertos , del que solo Mithania es asequible para nosotros por calado. Luego entramos hacia el interior y nos dirigimos hacia el centro de la isla, Kallori.
De ahí, ya cansados de tanto kilómetro, dejamos para otra ocasión acercarnos a Sigri y al bosque de piedra, pero nos acercamos y paseamos por pequeños pueblos del interior, que muestran sus artesanías a un enjambre numeroso de visitantes en autobuses.
Comemos, barato y muy bien, en un puerto de la costa sur, Plomarión, que se prepara para la fiesta del "ouzo" que comienza esa misma tarde. Probamos el pulpo desecado y luego pasado por la plancha, típico de estas islas. No está mal, pero la verdad es que es dificil sorprender el paladar de un español, que conozca un poco nuestras comidas ¿regionales? ¿autonómicas? ¿Autótoctonas? (joer, que dificil es ser políticamente corecto, ¿estasi de acuerdo conmigo , lectores y lectoras?)
Y es que quien ha probado el pulpo "a feira" en Lugo o el Pulpo con Patatines, en Gijón, poco le queda por saber del pulpo
Un supermercado Lid´l se cruza en nuestro camino y es el fin de nuestro viaje, en que hemos bordeado la gran ensenada de Yeras, en la que no encontramos nada que merezca la pena entrar, salvo que se esté especialmente interesado en alguna raza gigante de mosquitos
En un "bareto" muy acogedor , ya dentro de Mitiliny, hacemos repaso del día que ha sido muy tranquilo en esta bonita isla
Por la noche, unos italianos que hemos conocido nos invitan a su barco a tomar un "Gin Tónic". Nosotros aportamos el hielo, que es un gran tesoro. Y es que nuestro congelador es nuestra mas preciada propiedad, donde descansan algunos de nuestros tesoros mas preciados ( medio kilo de angula, dos Sampedro, algún solomillo de añojo...) y hielo, mucho hielo a 20 grados bajo cero.
La historia de esta pareja es muy original. Son jugadores de "Brigde". Cuando llegan a un puerto buscan el Club Local de ese juego de cartas, y se apuntan a jugar. Hacen amigos, abren puertas... Cuando se enteran de que nosotros no jugamos, pierden el interés en nosotros y se dedican en pleno a un matrimonio Griego que han conocido en el club de jugadores. Nos despedimos y al poco está la partida en marcha.
Lola me pregunta si al Brigde se juega con dinero como al poker. Yo no se que contestarle... o no quiero.