Tenemos grandes dudas sobre el lugar al que dirigirnos a pasar la noche, ya que las alternativas de Eretria o Caravos, en la costa que mira al sur, son dos puertos que conocemos, y que no nos ofrecen nada. No queremos un fondeo pues hace muchísimo calor y nos gustaría poder enchufar nuestro sistema de refrigeración.
Pero cuando estamos en esa duda recibimos una llamada de un barco que pregunta si hay alguien navegando por la zona y nos comentan que están fondeados en una magnífica ensenada, muy protegida y con un pequeño pueblo al lado donde hay un muelle casi vacío.
El sitio, que por las explicaciones que me dan es Boufalo, que conozco por tierra, no cuadra con la posición AIS que emite su barco, por lo que decidimos ir hasta esa ensenada y apuntar un sitio mas en nuestras cartas. Se trata de la ensenada mas al sur, Pagía- Almyroptamos. Si tenéis la curiosidad de mirar en la carta, observareis que ambas tienen casi la misma conformación, incluso con una isla en el sur, pero el tamaño es muy, muy diferente.
Al llegar nos encontramos con un puerto donde no hay nadie amarrado en el muelle de visitantes y eso nos pone la mosca detrás de la oreja, pues puede suponer que no hay fondo para acercarse con el barco. Pero nuestros comunicantes, una pareja muy joven con un magnífico barco, nos dicen que llevan varios días fondeados y que han ido a tierra varias veces y que en el muelle hay un mínimo de casi tres metros.
Nos acercamos con mucho cuidado y efectivamente podemos comprobar que hay fondo suficiente para nosotros y que el fondeo es de buen tenedero, así que nos disponemos a disfrutar de lo que no ha sido mas que un pequeño milagro. Pleno Verano y queda aún un sitio encantador donde estar tranquilo, con todos los servicios necesarios.
Voy aprendiendo porque mi desaparecido amigo Ramiro, volvía cada vez a Evia. Esta isla está llena de sitios como este, donde la vida corre como con otra música. La gente va a lo suyo y deja que tu vallas a lo tuyo. Si lo pides te ayudan y si lo necesitan piden tu colaboración.
Hay una cierta cantidad de residentes veraniegos pero no los suficientes como para influir de forma negativa en el ambiente.
A la tarde el tiempo refresca y como por ensalmo las calles se inundan de personas que pasean a lo largo de la carretera que bordea la playa. Algunas personas se bañan en el mar y un grupo de niños juega al fútbol en la explanada que hay cerca de donde estamos amarrados. Gritan y dan voces, pero a mi esos sonidos siempre me han resultado reconfortantes, porque representan la alegría de un lugar que está en paz consigo mismo
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