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lunes

12 ,13 y 14 -09-2010 Palermo Cágliari



El salto desde Sicilia a Cerdeña se transformó en nuestro personal suplicio de Tántalo. La prueba de motor no da el resultado esperado, pero a la vista de la meteo decido dar el salto. Palermo supone un costo de 90 euros diarios de atraque con un fin de semana por medio, quedarme solo ya que Jordi tiene que volver a España y Augusto llega a Cagliari al día siguiente, con lo que se ha dado un viaje para nada.

Miro la meteorología y decido saltar. con las velas y el poco motor podemos hacer cinco nudos de promedio y eso nos permite llegar el martes por la mañana. Soy consciente de que el último tramo, unas cuarenta millas serán una ceñida con fuerza 5 (mas la velocidad del barco casi 30 nudos), pues el viento va a girar 180 grados. Pero de nuevo nuestros planes tropiezan con unaserie de problemas como un tornillo del prisionero del Piloto automático que se suelta o la rotura incomprensible del Bendix del motor de arranque. Voy contactando con el Foro de la Taberna del Puerto y me van sugiriendo soluciones al tema del motor. Pero este aspecto del barco no ha sido nunca mi fuerte y no soy capaz de purgar el ciscuito de gasoil por lo que la progresión de viento es mas rápida que nosotros y nos da una buena paliza durante la noche del segundo día.

Afortunadamente el barco es una maravilla y soporta sin inmutarse los vientos que llegaron a los cuarenta nudos y las olas que no bajaban de tres metros con alguna montaña que mas que miedo causaba vertigo. Ni un crujido, ni un pantocazo y solo medio litro de agua en la sentina al cerrar Jordi, que a esas alturas ya solo hablaba catalán, "el lavabo" es decir el inodoro pero no la salida de agua de la pileta.

Pero dejemos que Jordi vuelva a tener la palabra:




"Nos levantamos pronto y preparamos todo para partir rumbo a Cerdeña. El motor seguía dando problemas pero al menos habíamos tenido tiempo para reponer fuerzas. Aun así yo estaba cansado y confiaba en tener una travesía agradable y poder dormir un poco durante la mañana. El motor seguía sin tener mucha fuerza y dependíamos del viento para coger velocidad. Al poco rato de salir tuvimos el primer problema, el piloto automático dejo de funcionar. Tuvimos que recoger velas y dejar el motor en punto muerto mientras el Capitán arreglaba el motor. Yo pensaba que como podía ser que en tan poco tiempo hubiéramos tenido tantos problemas si ya llevábamos días navegando sin ningún problema.

Pero el Capitán es una hacha y lo reparo. Arriamos velas y pusimos rumbo hacia Cerdeña. Aprovechamos para poner el curricán, comimos y todo iba bien. Cuando de repente el piloto nuevamente fallo. Paramos el motor, recogimos velas y el Capitán lo volvió a reparar. Esta vez pero fue un poco mas accidentado ya que estábamos en medio del mar y había bastante oleaje. El Capitán lo reparo y encendimos el motor pero esta vez no encendía.


Me entro bastante miedo ya que estábamos en medio del mar y habíamos perdido el motor. El Capitán no se dio por vencido y consiguió arrancar el motor. Yo estaba aluciando, ya me veía volviendo a vela para Palermo. Decidimos que no volveríamos a parar el motor, ya que si lo hacíamos habían muchas posibilidades de que no volviera a arrancar. Volvimos a poner rumbo a Sardeña y confiamos en que no nos pasara nada mas. La primera noche paso sin problemas, con las velas y un poco de motor íbamos a buen ritmo para llegar. Esperábamos que viniese viento del norte ya que de momento íbamos con viento del Noroeste que nos iba bien para avanzar pero nos desviaba un poco. Hicimos guardias de dos horas para no cansarnos mucho ya que en teoría llegábamos el lunes por la madrugada y había que conservar fuerzas.

Amaneció y el viento seguía sin cambiar, seguimos navegando y aprovechamos para poner el curricán. A media mañana hicimos unas pruebas con el motor para ver si podíamos darle un poco mas de fuerza, pero la cosa fue mal y se paro. Nuevamente me invadió una sensación de pánico pero esta vez mas intensa ya que estábamos a medio camino entre Sicilia y Sardeña. Recogimos el curricán, solo faltaba que picara un Atún. El Capitán intento arreglar el motor pero no hubo suerte y seguimos navegando a vela confiando en que vendría el viento del norte y nos pondría en rumbo. Aprovechamos para comer un poco y descansar mientras íbamos navegando a vela.

A media tarde el Capitán volvió a ponerse con el motor y esta vez si que consiguió arrancarlo. Tenía menos potencia que antes, dijimos que no lo pararíamos y estábamos atentos a que no se ahogara ya que no sabíamos que hacer con el si se paraba nuevamente. El viento empezó a soplar mas fuerte, paso de 25 nudos a 30, de 30 a 35 y las olas cada vez eran mayores. Mi acojone también aumento al ver que no podíamos avanzar en dirección a Sardeña. El viento soplaba tan fuerte que teníamos que hacer ceñidas pero eran demasiado abiertas para coger un buen rumbo.

A media tarde las olas ya eran de cinco metros y el viento soplaba a 35 nudos. Nunca había vivido una cosa así, por suerte el Capitán me tranquilizó y aproveche para dormir un poco. Al llegar la noche estábamos a 20 millas de Sardeña pero no había manera de avanzar. Recogimos velas y dejamos solo la mayor rizada, el capitán aprovecho para dormir un poco mientras yo cogía el timón.

Estuve intentado controlar el barco que no se fuese a la deriva una hora mientras él descansaba ya que nos esperaba una larga noche. Confiábamos en que a partir de la una de la noche el viento amainaría y podríamos enfilar el rumbo hacia Cagliari. Nos turnamos en guardias interminables de una hora. Esta noche fue mucho peor que la del temporal en Sicilia, una cosa era lluvia, viento, olas y la otra era un viento tan fuerte y olas de cinco metros. Por suerte la cosa funcionó y de madrugada el viento empezó a aflojar.

Aprovechamos para poner la trinqueta, ganamos un poco de tiempo y velocidad. Cuando amanecía ya estábamos en el golfo de Cagliari. El viento había bajado a 15 – 20 nudos esto nos permitía ir haciendo bordos para acercarnos a Cagliari. Tardamos toda la mañana en hacer las 20 millas que nos faltaban. Después de todo lo que había pasado hacer estos bordos ya era otra cosa. Lo disfrute, ya que las olas no eran tan fuertes y nos permitían coger bastante velocidad. Llegamos a mediodía al puerto de Cagliari donde nos esperaba Genovés. Al fin después de lo que me había parecido un infierno estábamos en puerto!


Así concluye mi parte de la travesía. Nunca creí que lo disfrutaría tanto y de lo único que me arrepiento es de no poder acompañar al Capitán hasta su puerto. No cambiaría la travesía accidentada que hemos tenido por una placentera ya que así he visto que el Mar es una cosa que se le ha de tener respeto."

Si alguna duda tenía en cuanto al compañero de viaje seme han disipado totalmente. A pesar de que por su edad es menor que mis hijos y podría ser mi nieto, nos entendimos a las mil maravillas a todos los niveles. Su falta de conocimientos los suplia con una gran voluntad al hacer las cosas. Siempre tendrá un sitio en mi barco. Y desde luego vuelve con mas experiencia que muchos de los navegantes de su zona.

La noche de Cagliari y la maniobra que comenta fué simplemente ponerse a la capa con la trinqueta contra-escotada y la mayor cazada a la vía y casi recogida del todo. El barco así no tiene arrancada apenas y cuando arranca vira por proa y queda de la otra amura. Es decir no camina, solo deriva. Eso me permitió dormir un poco y descansar hasta que el viento y el mar se calmaban.

Me costó darme cuenta de que Jordi estaba asustado, ya que yo sabía que en el peor de los casos podria poner rumbo al norte al puerto de Olvia, con lo que llevariamos mar y viento por la aleta. Llegar a Cágliari era mas por cumplir con mis amigos y respetar sus fechas y reservas de vuelos.

Una llamada por teléfono a Genovés que estaba en Cágliari nos permitió tener esperando al mecánico (Un gran mecánico) que solucionó las estupideces que para mi habian sido un mundo, pero esa es otra historia

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