Cuando escribo sobre esta entrada, lo hago tranquilamente fondeado en la isla de Vulcano y han pasado casi 20 días del incidente y todo se está minimizando y asumiéndose como una mas de las cosas que entran dentro de lo posible si se viaja en un pequeño barco en esos grandes mares.
No ha sido fácil asumirlo y entiendo que haya muchas personas que abandonan esta afición ante el cúmulo de cosas que pueden ir minando la moral de cualquiera.
El causante este islote, en la parte nordeste de Meganissi, y al que en muchas ocasiones hemos ido a bucear y que tiene sus buenos 30 metros de largo.
Pero la historia de este día no arranca en el, sino que empieza ya de mañana en el puerto de Mitika.
En el momento de salir del atraque, Lola que viene de la proa, pisa mal y al intentar agarrarse al guarda-mancebos lo hace por el hueco de acceso lateral que está abierto y cae al agua haciendo un clavado digno de un saltador olímpico, bichero en mano incluido.
Susto por mi parte que paro el motor y la veo salir riendo y agarrada al bichero y nadando tranquilamenmte o al menos eso parece.
Para recogerla hay que bajar la escala y para ello mover la zódiac y todo ello en medio de un puerto en que apenas cabe nuestro barco, donde además hay un estúpido italiano (como no) con una "gomona" que pretende salir y que me increpa por no dejarle vía libre, sin hacer el mas leve intento de ayudar.
Un inglés de un barco atracado me dice que no baje la auxiliar que el va a por Lola y salta a su auxiliar y
saca dos ridículas palas de juguete con las que intenta remar, sin apenas poder mover la barca de su sitio y mucho menos acercarse a Lola, que ha comenzado a nadar y llega al barco por sus medios. No ha perdido ni las chanclas que llevaba puestas.
Yo me he llevado un gran susto, pero no se ha hecho daño, ni se ha golpeado y el agua estaba a unos 29 grados deliciosos para un baño.
Rumbo a nuestra base de Abeliki donde pensamos ver las carreras de fórmula I del fin de semana. Mar como un plato, cero viento, cielo azul... Una visita a un pequeño puerto que hay en el norte de Kálamos
Y rumbo directo a nuestra cala que está a menos de seis millas de distancia. Piloto automático y motor a mil vueltas para que recargue al máximo posible las baterias. Nos movemos a unos seis nudos de velocidad.
Yo me bajo a trabajar un rato al ordenador y Lola charla con el WhtasApp con su familia. Lo siguiente que noto es un choque violento, que el barco se levanta de proa y Lola que grita asustada ¡¡Alberto, Alberto, hemos chocado!!
ESTAMOS EMPOTRADOS EN UN ISLOTE Y LA PROA SUBIDA ENCIMA DE UNA ROCA
Consigo que el barco salga hacia atrás y se desprenda y me tiro al agua a ver los daños. Hay heridas en la proa, no demasiadas para el golpe que hemos dado, deslaminación en una zona y una perforación del casco en la que se ha quedado incrustada una piedra que afortunadamente hace las veces de tapón.
Pero tenemos una vía de agua. Por la parte del camarote de proa entra un pequeño chorro de agua que es controlable con cubo y fregona. No hay acceso por dentro al golpe pues está debajo del depósito del agua.
En las cercanias de nosotros hay un barco español (Gracias Vicente) que nos da teléfonos de un varadero cercano entrando en Nidri a unas siete millas. y un nobre mágico TAKIS.
Recuerdo que Fernando del RalipV me ha comentado algo de un español que trabaja por la zona, Le llamo y me suministra un nombre y un teléfono de un tal Jesús (Gracias Jesús), que aunque no está por la zona, llama la Varadero para que me esperen y me dá un nombre de un tal Geraximus, que resultará ser el hijo de Takis.
La hora y media que tardamos en llegar al varadero es angustiosa y Lola en uno de los traslados de agua resbala y se cae con tan mala fortuna que se dá un golpe contra el canto de la puerta y se hace un hematoma muy feo en un costado. Es posible que se haya fisurado una costilla
En el varadero hay una rampa y un tractor y ni tan siquiera nos dejan bajar del barco, En cinco minutos estamos sobre tacos y evaluando daños
Hay un deslaminado fuerte en una zona y el boquete llega al interior, y efectivamente la piedra ha servido de tapón. Afortunadamente la piedra se ha clavado justo por delante de un mamparo que ha detenido su avance rajando el poliester, lo que hubiera sido muy probablemente el final de nuestro barco.
Takis, (un personaje que merece el solo una entrada en el blog) con sus setenta años a cuestas comienza el trabajo, primero lijando con la repasadora, llegando incluso al Foam intermedio, y descarnando hasta que termina la zona deslaminada y profundizando hasta donde es necesario y dejando secar bien toda la herida.
Comienza a las ocho de la mañana, aparece y desaparece como si fuera un espíritu, pero el trabajo avanza sin pausa, aunque dando el respeto necesario a los tiempos de secado entre capas y así se van sumando una detrás de otra no menos de siete capas de fibra de vidrio, sobre una base de dos componentes con la que selló las partes de foam que quedaron al descubierto.
En una de nuestras innumerables cervezas, me cuenta su vida y me enseña sus tesoros en una barcaza que hace las veces de taller y donde hay un poco de todo. Y me calma contándome que no soy el primero de este año ni mucho menos, que ya lleva reparados unos cuantos este año y que me seguirán unos cuantos mas.
Su área de trabajo, que no su propiedad, es un varadero conocido de algunos navegantes españoles que dejan aquí sus barcos todo el invierno, como Vicente y Jesús a los que he hecho mención o Joseba del "Alysio", que hemos conocido hace pocos días y que se ha acercado a saludarnos y desearnos ánimo para seguir.
Pero muchos parecen barcos de otras épocas, con muchos años encima y la cercanía y presencia de otro tipo de varadero, me hace preguntarme si no será aquí donde vienen a morir los buenos barcos, esa pregunta que todos nos hacemos de donde terminan su vida nuestros compañeros de aventuras.
Varias capas después, de Gelcoat, protector de dos componentes, imprimaciones de eposit y una patente espesa como el chocolate, el barco recibe la autorización de Takis para ir al agua.
Y probamos un nuevo engendro para mover barcos, esta vez simplificado al máximo, con una plataforma hidráulica arrastrada por un simple tractor ( no tan simple pues es un Lamborgini), nos devuelve al agua. No sin antes haber liquidado el trabajo a Takis mas bien barato para la panzada de trabajo que se ha dado y en fin de semana y pagar la factura mas gorda que he pagado nunca por una varada con un importe de casi 700 Euros, cuando en la superlujosa marina Gouvia de Corfú hemos pagado 591 Euros.
De todas formas poco ha sido para lo que pudo ser.
Y mis mayores gracias a Takis y a su familia. María, su esposa, que hace las veces de oficinista y maneja los ordenadores, y Geráximus, "rabit" entre los D.J. su hijo.