Cuando hace varios años entramos por primera vez en Cefalú, lo hacíamos sin conocer nada de su existencia ni de su historia. Eran nuestros primeros contactos con una isla casi mítica de la que solo teniamos referencias literarias y peliculeras. Sicilia, Palermo, Mafia, colgaban como etiquetas de esta Gran Isla y de sus gentes.
El paso del tiempo y el tiempo pasado en sus paisajes, sus ciudades, sus calles y conociendo a sus gentes nos han hecho cambiar radicalmente en su apreciación.
Cefalú, la bella, es hoy de nuevo una amiga para mi, ya que ha permitido que nuestro barco duerma en las protegidas aguas de su puerto después de que ¡por dos veces consecutivas! en los retornos a España fueran el origen de averias en la inyección con paradas de motor al acercarnos a la gasolinera y salida a vela hasta llegar a Palermo
Pero esta vez ha sido diferente. En la aproximación a la gasolinera, no se puede hacer abarloado como es habitual, pues el muelle tiene un resalte, casi hundido en el agua que puede ser muy peligroso para el casco. El combustible se carga después de hacer un atraque de popa en toda regla.Por mas que le insisto en que solo quiero gasóleo,y que luego me voy al fondeo, me obliga a amarrar por popa y tirar del muerto de proa.
Y así empieza la "negociación", como el que no quiere la cosa y mientras lleno el depósito a 1,86 Euros el litro consigo que me reduzca de 100 a 40 euros el dejar el barco allí amarrado toda la noche. Buen negocio para todos. Yo me ahorro el bajar la auxiliar que va en la cubierta de proa y el llena un puesto cuando casi va a caer la tarde.
La puesta de sol nos pilla de camino a Cefalú, como un kilómetro, y todas las fotos que puedo sacar son apenas sin luz y tras de la puesta del sol
La tarde es el mejor momento para pasear por esta ciudad, que es un destino emblemático de turistas y que a estas horas ya han vuelto a casa. Todo cerrando y los naturales de la ciudad sacando sus sillas a la calle a sentir el frescor de la noche, compensan esas fotos tan apetecibles de las colchas de todos los colores que protegen las ventanas y balcones.
Y con esa memoria para las ciudades y sus calles que siempre he tenido, llegamos a la pastelería donde una palabra en una guía se transformó en uno de los vicios de Lola, "Il Canoli", un pastel confeccionado con queso Ricotta, mucha azúcar y adornado con pistachos o frutos secos. Todo ello metido en un "Canuto" de pasta frita en el que se aprecia el sabor de la grasa de cerdo en que está cocinado.
No lo busquéis en la foto, pues estaban en la bandeja que ahora queda bacía
Una vuelta por las cartas de los restaurantes, nos descubre que pretenden cobrarnos 15 euros extras por comer una pasta o una pizza, en unas "espectaculares vistas al mar", y ya vais conociendo las que hay desde la popa de nuestro barco-casa. Y además dudo que fueran mejores pastas que las que comimos- para dar lugar de asiento a nuestro tesoro siciliano- hechas en el barco con unos "Trofie Ligure" y unas salsa de Boletus.
¡¡ Ay, Cefalú !! ¿quien te puso en el camino hacia Corfú?