De Bodrum a Cokertme, unas 20 millas, lo hacemos con vientos de 20 nudos por la popa, con el génova rizado y sin mayor en popa cerrada.
Vemos varios astilleros a lo largo de la costa donde fabrican o reparan estas grandes goletas que vemos por todos lados.
Otra travesía de lujo en cuano a viento constante y mar casi plana.
Llegamos a la cala con bastante viento y el único sitio con fondeo viento en popa y cogido a las piedras está ocupado. No s posicionamos en otra pared con viento de través. Un tanto incómodo.
Esto nos hará declinar la oferta de salir a cenar a tierra que nos hacen desde unas barcas los empleados de al menos tres restaurantes que vienen a ofrecernos sus servicios !y será nuestra salvación¡
¿Os habéis parado a pensar lo que puede liar una pieza que vale tres euros si es defectuosa? Puedes perder el barco y …algo mas.
Como vosotros podréis comprender de esta historia no hay fotos, así que tenéis que seguirme con la imaginación.
Son las siete de la tarde. El barco está fondeado en ocho metros de agua, con cincuenta y cinco metros de cadena soltadas por la proa y dos cabos de treinta metros atados desde cada cornamusa de la popa hasta las rocas de la costa. Es la forma más habitual de fondear en calas que por sus características de mal tenedero o profundidad impiden quedarse al ancla. Como veréis esto ha sido dentro de la historia una gran suerte. De día y con tres puntos de anclaje. La auxiliar en el agua y con el motor puesto.
Somos uno de los siete barcos que están en esta forma y metidos entre un H.Rasey 38 por babor y un catamarán de 10 metros a estribor, ambos a unos 15 metros por cada lado. Yo trabajo en el ordenador y Lola lee en cubierta. El viento sopla de la aleta al través de babor con velocidades de 15 a 20 nudos y rachas de 25.
Se escucha un ruido fuerte y Lola me grita que se ha soltado el ancla, pensando que estamos garreando. Salgo y arranco, dando motor avante para evitar caer encima del catamarán y timón todo a babor para trabajar sobre los cabos de popa y que lola recupere cadena a ver si podemos hacer que agarre.
Me grita alarmada que se ha roto la cadena y me enseña el final del tramo que ha quedado en el barco, y que ha venido al tirar con el molinete.
Todo sucede a gran velocidad. Me tiro a la auxiliar y voy a la costa a soltar la amarra de estribor, que esta perennemente cogida a un tambor donde se recoge y que no se podría soltar salvo cortando el cabo.
La otra amarra la ato a una defensa y dejo que caiga el ancla de la auxiliar unida a esa defensa. Más que nada para evitar tener un cabo flotando descontrolado y una referencia para tratar de recuperar el fondeo.
A estas alturas ya supongo que ha fallado el eslabón de unión y que hay en el agua aparte del ancla CQR, 50 metros de cadena de Inox de 10 mm. Y desde la auxiliar, mientras Lola da vueltas con el barco, yo con gafas y aletas. Un cabo (un escotín con un grillete rápido) que llevo en el barco me sumerjo y a siete metros de fondo está la cadena entre las algas. La sigo hasta el final y con el último gramo de aire en los pulmones consigo engancharla con el mosquetón.
Desde la auxiliar es imposible subir el fondeo, ya que debe pesar más de 100 kg, hay que intentar izarla con el molinete del barco. Pero me preocupa que pueda romper el escotín si tiramos de él. Como puedo levanto hasta que sale el extremo de la cadena y le amarro un cabo de 10mm que hay en la auxiliar. Y el otro extremo a la defensa.
Ahora desde el barco, intento meter la cadena por su sitio y embocarla al molinete. Cuando estoy en ello y he soltado el cabo de 10 mm el viento sopla con fuerza y deslaza el barco. Poco a poco veo que se me resbala la cadena. Le pido a Lola que haga un nudo al final y le falla el As de Guía y la cadena se va al agua junto con parte de mi piel de la muñeca, después de arrancarme el reloj, que cae en el pozo del ancla.
Lo difícil viene al intentar recoger la boya desde el barco con rachas que están llegando a los treinta nudos. Pero una encalmada momentánea coincide con una de los intentos y … consigo meter medio metro de cadena dentro del molinete.
El barco se queda fondeado, pues el ancla no se ha movido. Está súper-bien enganchada. Así que aprovecho para poner una nueva pieza de conexión (llevo tres de repuesto). Recogemos cadena hasta los treinta metros y marcha atrás llegamos a la boya que hemos dejado al principio con el cabo a tierra de babor. Pero esta vez nos quedamos más lejos, para que en caso de romper el cabo no caigamos encima del catamarán, sino que borneando sobre el ancla pasemos por su proa. Pongo el otro cabo por la popa a estribor. Se ha hecho de noche.
En todo este tiempo solo se ha acercado el patrón del H.Rasey a preguntar si necesitaba ayuda y cuando ya tenía la cadena en el barco.
Caigo agotado en la cama y Lola permanece de guardia hasta la una de la madrugada en que por fin el viento se calma por debajo de los 15 nudos que ahora parecen nada. Me cuenta que en los barco de al lado han estado toda la noche poniendo segundas anclas de respeto y que el viento ha llegado en las rachas a los 40 nudos.