El día 11 de julio, como todos los años hasta donde me llega la memoria, tengo que cambiar un dígito de mi edad legal. Así que ya he llegado a los 66 años, sin jubilarme, ni ganas de hacerlo a pesar de mi continuo trato con la administración pública, que me ha dejado mal sabor de boca, incluso nauseas muy profundas cuando pienso en mi hermana biológica, que ha encontrado en su prepotente cargo público el caldo de cultivo para pasar de lo mejor de mi primer apellido a lo peor del segundo. Afortunadamente por esa rama no se perpetúa mi apellido, - incluso se diluirá mas aún en una descendencia tan falta de moral como de espermatozoides - un apellido que lleva por lema:
"Et si oportuerit, memoriam tuam non te negabo"
El pasisaje vacambiando progresivamente y desde la garganta de Kardamila, paraiso de los senderistas, a las peladas montañas de Limeni son un placer para los sentidos.
El estado de la mar nos permite acercarnos a la costa y a pesar de que no hay buenos tenederos para fondear (Mucha piedra suelta) nos permite encontrar algunas cosas curiosas, como las fuentes de aguas dulces de Levktron en medio del mar. Lo curioso es que cuando pasas por ellas notas la pérdida de flotabilidad y como si el barco se undiera en el agua.
Pueblos y playas se suceden con una invitación permanente a buscar alojamiento en ellas. No quiero volver a insistir sobre los sentimientos que me está causando el Peloponeso. Ahora es solo el tiempo de la imágenes.
Tranquila Trachilas.
Y unas millas mas al sur, cambia el paisaje y todo se vuelve piedra. Los pueblos pierden los colores y todo se mimetiza en piedra.
Al llegar a la ensenada de Limeni empiezan a aparecer una especie de fortificaciones, que no son otra cosas que "resort´s" de vacaciones, con casas económicas y ecológicas de adaptación al entorno y construcción en ladera de mucha pendiente.
Y reinando junto al mar Poerto Limeni, con su aspecto de castillo de Lego y su Wopo-Taberna (Taberna de Pescado) que nos ha sido altamente recomendada por nuestro guía en estas aguas, nuestro amigo Fernando.
Lamentablemente las condiciones de viento hacen inviable el fondearnos cerca de la taberna, donde además hay muchas lineas sueltas y bollas de amarre de particulares así que nos adentramos en la bahia y terminamos fondeados en la playa de Karavossios, a pesar de que había sitio en el pequeño muelle existe y por donde salimos con la auxiliar.
Y ahí salimos a cenar y celebrar este día tan singular y especial de mi cumpleaños y que por una vez justifica la fotografía del encabezamiento de esta entrada