Tras de nuestra particular celebración, la meteorología nos avisa de que se nos viene encima la primera tanda de vientos fuertes del norte. Los temidos Meltemi, que fácilmente llegan a fuerzas de 7 y 8 Beaufour.
Así que nos vamos hacia la zona de Naplio poco a poco, pues aún tenemos algunos días por delante.
En nuestro deambular de pleno mes de julio, entramos al caótico puerto viejo de la isla de Spetsei, con la sorpresa de que el pantalán que hay al fondo , frente a la gasolinera, habitualmente lleno de motoras, está completamente vacío.
Decidimos hacer una parada y pasar aquí la noche, aprovechando para pasear el pueblo y comer en alguna de las tabernas que nos han recomendado y que no conocemos.
El atraque en este pantalán nos obliga a dar la vuelta a todo el puerto, un paseo que seguramente nos vendrá bien para ejercitar las piernas .
Toda esta zona está llena de pequeños talleres artesanos de barcas en medio de un caos de embarcaciones amarradas de formas un tanto inverosímiles, lo que hace pensar que no se utilizan demasiado.
Prácticamente toda la ensenada está rodeada de "Tabernas" y "Wopotabernas" estas segundas dedicadas según dicen al pescado. Mi opinión de amante del pescado a lo que los griegos hacen con ellos es bastante crítica, pues desconocen otro tipo de cocción que no sea el de achicharramiento hasta el punto de carbonización.
En una ocasión pedimos un pargo al horno, advirtiendo que el punto que nos gustaba estaba muy cerca de el "susy". Nos entendieron a su manera y muy amablemente solo tuvieron el pargo en el horno no menos de venticinco minutos a 250 grados. Resultado no estaba carbonizado, pero reseco como un estropajo.
Y es lamentable, por que tiene buena calidad de pescado, como constatamos cada vez que compramos pescado ( a precios astronómicos) y lo cocinamos nosotros.
También nos sorprende que los restaurantes estén vacios, lo que es lógico si no hay ni cruceristas ni charters. Dejamos para mejor ocasión lo de cenar en alguno de ellos, hoy tan vacios.
No será esta la única sorpresa que nos deparará Spetsei en estos próximos dias.
El retorno al barco lo hyacemos utilizando uno de los Taxi acuaticos, que nos lleva desde el centro de la ciudad hasta la popa de nuestro barco, ahorrandonos una buena caminata y de noche.
Y ahora os voy a poner una fotografía que me ha sacado Lola, rodeado de tan luminosos colores.
Así que nos vamos hacia la zona de Naplio poco a poco, pues aún tenemos algunos días por delante.
En nuestro deambular de pleno mes de julio, entramos al caótico puerto viejo de la isla de Spetsei, con la sorpresa de que el pantalán que hay al fondo , frente a la gasolinera, habitualmente lleno de motoras, está completamente vacío.
Decidimos hacer una parada y pasar aquí la noche, aprovechando para pasear el pueblo y comer en alguna de las tabernas que nos han recomendado y que no conocemos.
El atraque en este pantalán nos obliga a dar la vuelta a todo el puerto, un paseo que seguramente nos vendrá bien para ejercitar las piernas .
Toda esta zona está llena de pequeños talleres artesanos de barcas en medio de un caos de embarcaciones amarradas de formas un tanto inverosímiles, lo que hace pensar que no se utilizan demasiado.
El recorrido se hace por la cresta de una lengua de tierra que separa el puerto de la playa y cuyo sendero ha sido decorado con una serie de esculturas de animales realizadas en hierro soldado. A mi la que mas me gustó fué ese homenaje al toro de Osborne.
Prácticamente toda la ensenada está rodeada de "Tabernas" y "Wopotabernas" estas segundas dedicadas según dicen al pescado. Mi opinión de amante del pescado a lo que los griegos hacen con ellos es bastante crítica, pues desconocen otro tipo de cocción que no sea el de achicharramiento hasta el punto de carbonización.
En una ocasión pedimos un pargo al horno, advirtiendo que el punto que nos gustaba estaba muy cerca de el "susy". Nos entendieron a su manera y muy amablemente solo tuvieron el pargo en el horno no menos de venticinco minutos a 250 grados. Resultado no estaba carbonizado, pero reseco como un estropajo.
Y es lamentable, por que tiene buena calidad de pescado, como constatamos cada vez que compramos pescado ( a precios astronómicos) y lo cocinamos nosotros.
También nos sorprende que los restaurantes estén vacios, lo que es lógico si no hay ni cruceristas ni charters. Dejamos para mejor ocasión lo de cenar en alguno de ellos, hoy tan vacios.
No será esta la única sorpresa que nos deparará Spetsei en estos próximos dias.
El retorno al barco lo hyacemos utilizando uno de los Taxi acuaticos, que nos lleva desde el centro de la ciudad hasta la popa de nuestro barco, ahorrandonos una buena caminata y de noche.
Y ahora os voy a poner una fotografía que me ha sacado Lola, rodeado de tan luminosos colores.
Hermosa travesía, y hermosa forma de vida. Mis felicitaciones, y seguiré visitando el blog. Soy Tincho en la LTP. Un abrazo
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