Seis dias nos ha llevado hacer el salto de Fornell en Menorca a Palermo en Sicilia, con paradas en Carloforte de tres dias y una noche fondeados en las cercanías deVillasimius para ver el castañazo de Felipe Masa.
Entre medias un rey querido por muchos nos deja, con un "ahí queda eso" a un sucesor que deberá vencer el San Benito que se cuelga a todos los sucesores y en todas las familias, donde hombres de muchos años siguen siendo el "niño de"
Y como siempre y los de siempre tratan de ver como aprovechan para arrimar el ascua a su sardina y aparecen republicanos tantos, que cualquiera diría que todos teniamos a uno escondido
Otro grupo de "garçones", (supongo que con el gran maestre incluido) tratarán de vengar la muerte del paquidermo haciendo al rey saliente responsable de los crímenes del franquismo, marqueses de Urquijo incluidos, aunque a ello se oponga "gallardonamente" (supongo que con el gran maestre incluido), que las cosas se saben donde empiezan pero nunca donde acaban.
¿Y como es que estando tan lejos estamos tan enterados? Porque por fin estamos en un lugar que por 20 Euros tienes cinco Gigabaits de descarga a unas velocidades de vertigo y eso nos permite ver las noticias en el ordenador.
Pero esto es un Blog de náutica y toca hablar de otras cosas.
De que de Menorca a Carloforte el motor solo e puso unas horas por la noche y a no mas de 800 vueltas, donde sumado al viento del través pudimos mantener promedios de velocidad de cerca de siete nudos. De nuevo vuelvo a recomendar la hélice que llevo montada, una Bronton
Un sueño para la navegación a vela. 180 millas del Mediterraneo con traveses de 12 nudos y ola de menos de medio metro y cinco bonitos peces de entre tres y seis kilos que yacen en el congelador. ¡¡¡ Que tiempos aquellos en que se pescaban atunes y lo podías contar!!!
Treas dias en Carloforte esperando que el viento en Spartivento se ponga tolerable y salimos a pasar noche en la ensenada de Villasimius, donde hay un Puerto deportivo no recomendables para los de la linea azul baja.
El Paso de Cerdeña a Sicilia nos depara una de esas sensaciones que solo es posible encontrar unas pocas ocasiones en la vida, La de estar en paz y concordia con todo lo que te rodea.
Salimos muy de mañana, sobre las seis que aquí ya es de día y con vientos de seis siete nudos se hacen las primeras millas a motoer con ola de no mas de quince centímetros.
Como no los delfines vienen a jugar con el barco y saltan a nuestro alrededor, pero siempre esquivos a que se les saque una buena foto.
Pronto entra el viento y se puede disminuir , que no quitar del todo, el ruido del motor, que ahora trabaja a menos de 1000 vueltas colaborando con las velas a mantener una media muy notable.
Luego el motor deja su sitio a un CD de música clásica re-masterizada con ritmos modernos, que es todo un hito de este viaje, al estilo de los clásicos populares de hace años.
Y así sigue el viaje hasta que llega la caída de la tarde y nos brinda una espectacular puesta de sol, ahora sin otro ruido que el del agua en la carena
Y llega la noche y comienzan las guardias y la duermevela, la lectura y el divagar de la mente.
Amanece y desde la mesa de cartas observo que no hay señales de AIS en menos de 50 millas.
El radar tampoco da señales en menos de doce millas, parece estropeado.
El barco sigue navegando a vela a cinco nudos y medio, ha estado así toda la noche
Asomo la cabeza a ver como va todo en la cubierta y ...
Lo que veo me deja marcado con un aquí y ahora y me siento a disfrutar del momento que puede ser irrepetible. Hay una visibilidad de mas de veinte millas pero solo un metro a partir de superficie del mar.
Una bruma reposa sobre la superficie del agua. pero solo tiene una altura de mas o menos metro y medio y es muy densa. Desde la cubierta no se ve el mar.
El barco navega solo a vela y en el CD suenan unos estudios para guitarra de Villalobos, que ni pintados ex-profeso.
El sol está oculto por unas nubes, pero, aún bajo, se refleja en el horizonte y sus rayos salen por los recovecos de los cumuluninmbus que se elevan muy altos sobre un cielo azul.
La luz que imprime todo es irreal. Tiene un aire mágico y huele como a hierva recién segada, que es un olor feliz de mi niñez en Asturias.
No puedo reaccionar y se me olvida que tengo en la mano una cámara fotográfica. O a lo mejor soy consciente que esto no se puede captar en unos cuantos pixels y por eso no lo intento.
Lola ha llegado a mi lado sin que me diera cuenta, mira al horizonte y tiene los ojos velados.
Hace pocas horas un amigo me ha escrito diciendo que le ha tocado irse en poco tiempo y pienso que es su regalo de despedida, uno mas como los muchos que me hizo estos últimos años.
De golpe salimos de la niebla y el sol se libra de las nubes y todo vuelve a la normalidad.
Por delante solo quiero pensar en llegar a Palermo
Hoy sábado a las 17:55 veo por Marine Trafic al Capitan Teach en el puerto de Crotone al sur de Italia. Espero que vuestro viaje siga de forma placentera. ¡Buena proa!
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