Le toca esta vez a Cala Abelaki, que reúne a las condiciones de aguas protegidas y limpias, la cercanía al puertecito de Bathy (Traducido solo significa puerto) al que se llega por un sendero de poco mas de cuatrocientos metros.
Fondo de 8 metros y treinta de cadena soltados, dejando espacio para los que se quieren amarrar a tierra (Hay un cartel en griego que lo prohibe).
Y en el fondo de la ensenada un par de tabernas. La de los "guiris", las flotillas y los charter, con su decoración tipo mac Donals, su música discotequera (poner aquí chumba chumba chumba) y una mas cutre, menos glamurosa y en consonancia mas barata, con algunos griegos y nosotros cuatro.
Estanis, su propietario, duerme en una auto-carabana y ha dispuesto algunas de las atenciones que agradecemos los navegantes de largas temporadas.
Un servicio de lavadoras es uno de ellos y en cuanto le comento que si tiene un par de patatas para venderme para hacer un "marmitako", se brinda para llevarme al supermercado del pueblecito con su automovil.
Y así entre "Mithos" muy frías, baños, comidas en la taberna o a bordo el barco, paseos al pueblo, y una expedición a la caza de los inexistentes erizos, van pasando los días sin darnos cuenta.
Rik y Patricia después de despedirse por tercera vez abandonan el fondeo en dirección a Lefkas y nosotros seguimos un par de días mas embutidos en este "dulce no hacer nada".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesan mucho tus comentarios.
Puedes ponerlos aquí