A las 4,30 de la mañana llega Jordi, un chaval de 27 años, que resultará ser un excelente compañero de viaje. Se ha sacado el PER se ha comprado un 24 pies y quiere añadir experiencia a su historial, de momento bastante vacio de contenido en el tema nautico. Me llena de orgullo ver lo maravillado que se queda al ver nuestro barco y no se acaba de creeer que tenga un camarote y un baño (llama lavabo al retrete) para el solo.
Le enseño lo mas imprescindible y salimos a navegar en cuento se hace de día y lo acuesto obligándole a dormir. Quedan muchas millas por delante, pues queiro llegar a Argostoli en Kefalónica para intentar pasar a Sicilia directamente.
Pero mejor os lo cuenta él.
Hola, soy Jordi, el compañero que se ha ido con el Capitán Teach a traer el barco desde Grecia
El primer día llegue en avión a Atenas desde Barcelona. Una llegada un poco accidentada ya que me costó un poco encontrar al Capitán Teach. Pero gracias a sus indicaciones llegue a Marina Zea y lo que vi me dejo patidifuso. Yo soy armador de un Puma 24 y eso de que el tamaño no importa… que queréis que os diga, vaya barco el Capitán Teach! Poco después de volver en mi hicimos las presentaciones, un té con leche y a largar amarras.
Empezamos a navegar y yo a babear, babas a babor y babas a estribor. Durante la mañana navegamos hacia el canal de Corinto que por entonces yo solo había visto en google maps. Por el camino un montón de Mercantes, el capitán me enseña cómo funciona el AIS y unas cuantas cosas más del equipamiento. Llegamos al canal, primer problema estaba lleno de barcos esperando tanda para pasar. Nos obligaron a dar vueltas mientras esperábamos, al final el Capitán decidió abarloarnos al lado de un velero italiano que gentilmente nos ayudó mientras él iba a pagar las tasas. Poco después el primer momento épico del viaje (ya llevo unos cuantos, si el capitán os cuenta…) cruzar el canal, el agua azul turquesa, los puentes, fotos y una buena cerveza para celebrarlo
Salimos del canal y pusimos rumbo hacia nuestro siguiente objetivo el puente de Rianon en Patras. Salir del Canal y el mar en calma, un montón de medusas, yo disfrutando a tope. Comimos una ensalada con salmón y seguimos dándole caña. Pero el mar se empeño en jodernos un poco y se pico. Acostumbrado a mi Puma, al ver olas un poco grandes pensé que ya empezaba el movimiento. Pero a este barco no lo impresionan unas olitas de nada y fuimos tirando contra viento y corriente, sin prisa pero sin pausa. Quede alucinado con la seguridad que transmite el Bavaria, me puse traje de agua y a disfrutar con las salpicaduras. Empezamos a hacer guardias de dos horas, es increíble llevar un barco tan grande con timón uno solo. Yo soy de los de caña y de día… la caña de noche en la barra de un bar. Disfrute como un enano oteando el horizonte y mirando el AIS en busca de barcos que nos pudieran traer problemas. Un par de guardias mas y se empezó a vislumbrar en el horizonte el puente de Rianon, al principio pensé vaya puentecito pero a medida que nos acercábamos la cosa cambio y adquirió proporciones épicas. Más aún cuando pasamos por debajo contra la corriente con una sonrisa en mis labios. Después seguimos con las guardias y al final después de casi 180 millas llegamos a la ciudad de Argostoli en la Isla de Cephalonica. No voy a comentar el tema de cómo amarramos porque el Capitán casi me echa por la borda.. Pasamos la noche en Argostoli donde coincidimos con una exhibición de Motoras de radiocontrol
Los atraques del dia de llegada a Argostoli no tienen desperdicio. Nos toco hacer de todo.
Para empezar atracamos abarloados al muelle. Jordi no sabía saltar al muelle y menos mal que nos ayudó un aleman de un barco cercano. Al poco rato aparece un "Guripa" y nos dice que tenemos que poner el barco perpendicular al muelle con nuestra cadena. Y así lo hacemos, pero cuando llega el del tanque del gasoil nos dice que solo puede servirnos gasoil en el muelle del Ferry y que tenemos que amarrar alli. Vuelta a empezar y cuando terminamos y de vuelta a nuestro amarre original, está ocupado y nos volvemos a abarloar al muelle, que ahora está marcado con cintas de colores. Tendremos que dejarlo libre antes de las siete de la mañana, pues es la zona que tienen los barcos de radio control para su carrera del domingo ( dentro de dos dia). Así que con cuatro atraques en un par de horas pasó de todo. Al final, cuando le pedía un cabo, ya no me tiraba el cabo completo.
Curioso que sus nervios a mi me calman.
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