El Alea de Silvia y Johan estrena tripulante. Tienen a bordo a su primer charterista, Lidia, una muchacha que desde Barcelona, ha cogido el avión a Atenas y un tren hasta Pilos. La huelga de transporte de Grecia hace que llegue en vez de a las dos de la mañana a las 10, así que pasamos el canal sobre las 11 del día
Un tajo de 25 metros en la montaña constituye el canal, que es atravesado por puentes desde donde mucha gente mira el paso de los barcos y... según malas lenguas escupe a ver si dan en el blanco.
Hay una fuerte corriente y como algunas zonas han caído, se crean unas ensenadas en las que el fuerte batir de las hélices del remolcador, hacen remolinos. No se puede soltar el timón y mucho menos fiarlo al piloto automático.
Al finalizar el paso, hay un muelle de parada obligatoria y en donde en una oficina se encargan de tarifarte el paso. Nuestro barco son 198 Euros. Parece que han calculado lo que te ahorras de gasóleo viniendo por el otro lado del peloponeso y es lo que cobran.
Pasado el canal y una vez en aguas del Egeo ponemos las velas y hacemos una ceñida hasta una cala que han recomendado a Johan, Corfo, y que resulta un magnífico fondeo.
Todo el mundo dice que una vez pasado el Canal de Corinto es cuando te das cuenta de lo lejos que estas de casa. Nosotros en concreto a 1.350 millas al este. De navegación 2.100 millas
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