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martes

LA MUERTE DE UN GIGANTE

Hoy leo en un foro náutico la noticia de que van a hundir un barco de vela.

La noticia me ha puesto "cabizbundo y meditabajo"

En mis recuerdos figura una imagen de un barco similar a este, allá por los años...

Yo faenaba en un pesquero recogiendo un palangre con una mar demasiado movida para un estudiante de bachiller en colegio de Madrid. La cara del patrón no transmitía los mejores augurios sobre el futuro del estado de la mar. El barco se movía de forma incontrolada y nos hacía casi imposible permanecer el la borda recogiendo el aparejo. Solo esperábamos la orden de cortar.

A lo lejos apareció la silueta inconfundible de un barco a vela, que majestuosamente se dirigía hacia nosotros para ponerse a la voz y avisarnos de que habían recibido un aviso de temporal para las próximas horas.

Después cazo las velas y como si fuera bailando entre las olas, se alejó hasta perderse en el horizonte.

Yo, que estaba en la edad de hacer planes, grabé en lo mas profundo de mi ser esa imagen, mientras me repetía "Algún día..."

Así empezó mi afición a los veleros y por eso cuando he visto esa imagen, tan similar a los de mis recuerdos me he empezado a hacer preguntas transcendentes, de esas que te llevan por raros caminos de la mente.

En ese foro ha comenzado una discusión sobre si se debe de dejar que este barco finalice su vida, sobre si debería conservarse para conocimiento de las nuevas generaciones, si los recursos de las ONG y el estado deberían utilizarse para mantenerlo vivo...

Y eso me ha llevado a pensar en el absurdo en que estamos metidos como sociedad, discutiendo sobre poner una fecha de caducidad a la actividad de los seres humanos. Parece que nuestros peores enemigos, los "politicastros" que se han hecho fuerte en el uso de la noble Política, no descansarán hasta que nos graben en la frente un código de barras y en el culo, como a los envases, la fecha de caducidad.

Están transmitiendo un mensaje a una sociedad que se niega a pensar por si misma de que lo viejo y los viejos son los que hipotecan su futuro y que no han trabajado suficiente para ganarse el descanso y deben hacerlo durante mas años ( que curioso que se aumente la edad de jubilación al mismo tiempo que se dan mas años para pagar las hipotecas).

Pero al mismo tiempo se niega el trabajo a las personas de mas edad, incluso se induce a los jóvenes a pensar que sus puestos de trabajo están ocupados por personas mayores, a las que hay que eliminar del tejido social, pues dificultan su evolución.

En un mundo en que si no cambias el teléfono móvil, como mínimo cada año, puedes llegar a la exclusión social, ¿Como puede un barco o una persona durar en activo tantos años?

Así que el mero hecho de parecer viejo, o de tener una fecha de nacimiento lejana en el tiempo, te excluye automáticamente, no solo del mercado laboral, sino de casi toda actividad dentro de la sociedad.

Y si cada vez que un grupo social no nos resulta cómodo lo marginamos, estamos cayendo en la misma aberración de los americanos con los indios o los nazis alemanes con los judíos. Con la impudicia añadida de que se trata de nuestros padres.

La sociedad está mal dirigida, mal liderada. Me consta que hay voces mas autorizadas que la mía diciendo todo esto mucho mejor. Pero no se premia su conocimiento ni aumentan la audiencia. No puedo dejar de pensar que no era tan mala la idea de los inventores de la democracia, en que para poder ejercer tus derechos de demócrata había que pasar un examen que demostrara estar preparado para ello.


Retorno al velero.

Si realmente ha llegado el momento del fin dejar que sea con dignidad. Que ese barco repose en el fondo del mar con todas sus velas desplegadas para admiración de los cardúmenes.

Así aunque nosotros nos hayamos olvidado de su existencia, él seguirá viviendo en soñadas travesías