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miércoles

06-07-2011 Kiparisia a Pylos

La navegación entre Kyparisia y nuestro siguiente puerto es una delicia.

Desde el través hasta casi la popa con 15 nudos de viento mantenidos y haciendo regata con los italianos y el alemán, con el mar como un plato y corriente a favor.
28 millas que caen en menos de cinco horas paralelos a la costa y siguiendo el veril de los 20 metros de fondo. Ni tan siquiera el fondeo de la Isla de Toti nos hace parar en este día pleno de navegación a vela.

La llegada a la ensenada de Pilos es espectacular.

Hay que tirarse literalmente contra las piedras y cruzar por una boca natural de unos 50 metros entre altos picachos de rocas.

Y a partir de ese momento una amplísima ensenada, dominada por dos castillos al norte y sur del paso
Me pregunto si las tan buscadas "Ipsis y Caribsis"  por las que tiene que cruzar Ulises para volver a Su Itaca natal no serian estas, que le pillan de camino, y no las lejanísimas de las eólicas 
El mar como un plato invita a bucear, pero la ventaja sacada a los italianos no da para muchas alharacas en esa obsesión por llegar a puerto el primero, que han despertado en mi estas horas de regateo. El placer de preguntar amarrado al muelle ¿Que os ha pasado, porque habéis tardado tanto en llegar? es un recuerdo de épocas pasadas que aún se arraiga en las partes enfermas de mi cerebro, donde era tan importante ser el primero. ¡¡Valiente bavallu!! que diría nuestro comentarista Psilicosis

El castillo que domina la entrada a la ensenada está muy bien conservado y merece reservarle un par de horas, junto a la iglesia que se alberga en su patio de armas, tan opuesta a la pequeña de Kapirisia 


El puerto, de nuevo gratuito, aunque esta vez ya sin agua o electricidad, es una de esas marinas abandonadas que tanto abundan en Grecia y cuyo precio no me cabe duda de que es uno de los grandes atractivos de estas aguas y uno de los motivos de que una muy, muy lujosa y exclusiva no pase de los cuarenta euros para un 14 metros.


De nuevo el pueblo, es un pueblo de vacaciones tranquilas, con pequeñas playas de aguas calientes y limpias, bosques y montes para hacer senderismo y magníficas terrazas para dejar pasar las horas a la sombra de gigantescos árboles en el frescor de la noche.

Un puerto a continuación de la marina recibe los ferrys y es punto de carga  de gasóleo.

Por todos lados pululan pequeñas embarcaciones que regresarán por la noche a puerto entrando a toda máquina, sin que supongan realmente un contratiempo mayor las ondas que causan.

Es un sitio adecuado para dejar el barco unos días y hacer una excursión por tierra, incluida la Olímpia que dejamos atrás. 

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