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sábado

08-09 de junio 2019 Alonisos puerto Kititiri- Scopelos


Quiero hacer algunas consideraciones al viaje que hacemos con Mabel hasta Alonisos, isla toda ella parque natural y uno de los sitios paradisiacos de Grecia. 
Primero de todo deciros que conseguimos atracar en el muelle NE de Kititiri, su puerto principal por tres razones. 


La primera es que estamos aún a principios del mes de Junio y aún no ha empezado la aglomeración del verano.
La segunda es que hemos aprendido a movernos a "contra Charter", procurando no coincidir con los recorridos de las flotillas en fechas, así que nos hemos acercado el sábado, cuando las flotillas y los charter hacen el cambio de tripulaciones ( en Volos, Skiatos o Oreio)
La tercera es que hemos llegado a las 12 de la mañana.
Así que esta casi todo a nuestra disposición, aunque se llena hacia las seis de la tarde y empiezan los lamentos y las maldiciones de los que tienen que fondear o abarloarse donde pueden.

No es  este puerto algo que me guste en particular. El pueblo no es bonito, los restaurantes son cutres y suele ser un sitio ruidoso. Claro que desde la óptica de quien solo conoce los veranos de las Baleares se le puede aparecer como una visión del paraíso soñado.

Hay torretas de electricidad con tarjeta que se compra junto a la escuela de buceo en el centro del puerto.


Cenamos en un Giro Pita que le recomiendan a Mabel tras sus consultas en griego, que me refuerzan en mi desgana de aprender un poco de Griego.

La escena transcurre así:

Mabel se acerca a alguien con pinta de pertenecer a la población autóctona y tras el oportuno "παρακαλώ" le hace la pregunta en su académico griego, que la persona escucha con gran atención, educación y cortesía, y contesta tras darse cuenta de que habla con un turista hace el esfuerzo de hacerse entender y propone una contestación en ese "asimilinglis" con el que nos entendemos casi toda la humanidad (excepto los ingleses)

Mabel, que ya empieza a estar harta de que siempre le pase lo mismo, pide que la hablen en griego "Μίλα στα ελληνικά, μαλάκα" que parece que es una forma de cortesía. Bueno, el caso es que todo termina en inglés con las consabidas preguntas sobre Barcelona y Madrid. Pero no se alarme nadie. Lo del "proces" les importa un pito y lo que les interesa de ese dúo dinámico que martillea nuestros medios, es solo si un tal Leo Mesi va a fichar por tal o cual equipo de futbol.


Al día siguiente nos acercamos a Votsi, una cala que es el fondeo alternativo ( y a la desesperada) si falla Kititiri. Han ampliado el espigón que cierra al oeste y está plagado de boyas, lo que me hace temer que sea bastante problemático también aquí el fondeo, salvo dando lineas largas a popa contra las piedras del este.


Aprovecho para hacer el bautismo de zodiac a Drako, ya que nos esperan muchos dias de fondeos en los que dependeremos de este medio para que haga sus necesidades.


Lo cierto es que le cuesta saltar la primera vez, y va un poco inquieto, hasta que llegamos a la playa, su pasión, entones salta , corre, se baña, se reboza en la arena y... trata de morderle los pies a todo el que se le cruza en su camino, manía que no sabemos como quitarle. Se pone delante, gruñe, se tumba, ladra y salta hacia delante intentando mordisquear los zapatos o sandalias. El problema está en que no a todo el mundo le gustan las "monerias" de un cachorro por muy bonito que sea y además cuando muerde no sabe controlar la medida de su "caricia" y puede hacer daño.


La vuelta al barco es fácil, pero ha aprendido que la auxiliar es la puerta a sus juegos y trata de escaparse saltando a la auxiliar a la menor oportunidad.





viernes

07-06-2019 Mabel

Para entender esta entrada hay que remontarse a julio de 2010, cuando recogimos a unos Asturianos que esperaban un ferry en Skyros para ir a Alonnisos, y la aventura en que nos metió la pérdida de una Hélice ( como no, GORIT)

Lo narra con su genial maestría Ramiro en esta página del blog <-Enlace a la página ->

El paso del tiempo hizo que se estableciera un lazo muy fuerte de amistad entre nuestras familias y hemos hecho todo lo posible por permanecer en contacto

Y a pesar de que Ramiro ya ha llegado al último puerto de su viaje, hemos tenido la gran suerte de poder llevar a Mabel  hasta Alonisos, esta vez sin incidentes.

Mabel profesora en Asturias ha vuelto cada año a Grecia, y este año sin sus hijos por fin se ha animado  a acompañarnos por unos días.

Como es habitual dejo que sean sus palabras las que narren su historia.


A media tarde, con esa luz reflejada por las paredes blancas recién encaladas y arrastrando la maletina por el espigón, veo a Alberto que me saluda a lo lejos, a Lola y a Drako.  Por fin, después de varios años intentando coincidir, allí estaba, muy contenta pero algo intranquila ante la segunda experiencia en el Capitán Teach. La primera, el 26 de julio de 2010, no fue precisamente una travesía placentera, fue una peripecia más bien. En este blog y en la entrada correspondiente a esa fecha y a la siguiente, está descrita con detalle y mejor estilo. Además en esta ocasión Ramiro, mi compañero, ya no está con nosotros y nuestros hijos, Bruno y Taso, se han hecho mayores y tienen sus obligaciones. Con estos recuerdos la tristeza se acerca pero no me invade. Τι να κάνουμε! ¡Qué se va a hacer! que dicen los griegos.


Besos y abrazos, los reencuentros siempre animan. Drako me recibe de maravilla. Ni un ladrido. Se acurruca a mis pies o junto a mi barriga para echar una siesta o recibir su ración de mimos. Amigos para siempre.
Esta vez el barco me parece más luminoso y el camarote mucho más grande. Primer té y paseo por el pueblo construido sobre  una empinada ladera que termina hacia el mar en un promontorio ocupado por una iglesia muy particular, espero que Alberto inserte alguna foto. Rampas, escaleras y  flores  que destacan entre los muros blancos y las puertas y ventanas de todos los colores. Terminamos en el “cafenío”, único establecimiento del puerto que digamos está tal cual, “sin arreglar”, ocupado por los mayores del pueblo que se toman un café griego, una cerveza o un ουζο mientras ven pasar la tarde. Nosotros nos apuntamos al ουζο με μεζέ, es decir, con tapina.
Vuelta al Capitán Teach y cena, preparada por Lola. Cómo se agradece una comida casera después de días de restaurante y pita. Luego, Alberto se retiró y Lola y yo quedamos charlando un buen rato, disfrutando de una tranquila noche de verano. No sé por qué yo casi no dormí esa noche.
Cuando nos levantamos al día siguiente, Alberto ya tenía preparado el plan del día: Alónnisos. Después de uno de esos inolvidables desayunos con los que Lola nos alegra las mañanas, nos hacíamos a la mar, como aquella otra vez y con el mismo destino. Superada ya del todo mi intranquilidad y después de hora y media de navegación, atracamos sin ningún problema en Patitiri. Este puerto es algo más feo que el anterior, pero sorprende el verdor de la isla y el azul del mar. Los pinos o las sabinas llegan hasta la orilla y el agua es absolutamente transparente, muy limpia.
Esta isla junto a otras seis más pequeñas y 22 islotes deshabitados forma parte del Parque Marino de Alónnisos en las Esporadas Septentrionales, creado en 1992 para proteger un ecosistema con especies en vías de extinción como la tortuga caretta, el halcón de Eleonor, la gaviota Audouin o las focas monje. Es  una reserva de aproximadamente 2.200 kilómetros cuadrados de extensión. La caliza domina la superficie de las islas. Las laderas empinadas cubiertas de vegetación y las cuevas subaéreas y submarinas son sus principales características. Los fondos marinos han de ser espectaculares.
En el primer paseo, gracias a Drako, nos encontramos a una chica de Santander que acababa de llegar para trabajar como monitora o acompañante en actividades  de buceo.
Al día siguiente Alberto nos llevó a la cercana bahía de Votsi, según las guías “una de las más hermosas de la isla”, para fondear  e iniciarnos a Drako y a mí en el uso de la zodiac. Con Drako lo consiguió y los dos disfrutaron del viaje y de la preciosa playa. Yo me arrugué, estaba tan a gusto en mitad de la bahía comentando con Lola la maravilla del momento… Después me arrepentí bañándome en la playa del pueblo, ni punto de comparación.
Decidimos volver a Skópelos para facilitar mi vuelta a Atenas al día siguiente. Espectacular el salmorejo con el que Lola nos obsequió a la llegada, tan bueno como el que nos había preparado en Kimi hace casi diez años.
No quiero terminar sin referirme a la interpretación de la nieta de Alberto  de  una de las Gimnopédies de Erik Satie. Verdaderamente espectacular para una niña tan pequeña. Sin duda la aplaudiremos en alguna sala de conciertos dentro de unos años. Además la composición parece estar inspirada en una danza griega para niños. Qué más se puede pedir.
En una noche de orbayu, en la sala de mi casa, donde vosotros estuvisteis no hace mucho, recuerdo la luz de Grecia, los desayunos y los vinos de media mañana con vosotros, la tranquilidad que se disfruta en el mar al navegar de una isla a otra con un inmejorable capitán, las comidas que hicimos fuera del barco  y por la noche, esos  momentos que pasé con Lola hablando de nuestras cosas, con Drako durmiendo a pierna suelta. Inolvidables. A ver, casi  todo fueron luces, pero también hubo alguna sombra. Por ejemplo el mal rato que pasé cuando creí estropear el mecanismo del retrete o el respeto que me imponía la escala cada vez que pasaba. Como veis, el saldo abrumadoramente positivo.
Quiero agradeceros además de vuestra hospitalidad y el cariño con el que me tratasteis, la posibilidad de conocer esas dos islas, Skópelos y Alónnisos, la 23 y la 24 para mí. Me supo a poco, creo que se me merecen otra visita, esta vez con coche o “dando la patuca”.
Vosotros seguís vuestro viaje hacia el norte y llegaréis a Limnos, nuestra isla del alma. Allí pasábamos más de un mes cada verano cuando los niños eran pequeños, viajábamos con cuna, silla, calientabiberones, pañales, en fin el ajuar completo. Incluso un verano llegamos tres y volvimos cuatro. También algunos de aquellos amigos ya no están, pero otros sí. Avisadme cuando lleguéis a Mírina. Nombre de hija de rey. Salud y buenos vientos.

Gracias Mabel por estar con nosotros