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miércoles

12-06-2019 Scopelos a Porto Koufo


Hemos tenido que permanecer en Scopelos unos días mas de los que pensábamos, ya que nuestro perro , Drako, se ha clavado una punta de espiga entre los dedos de la pata delantera izquierda, y ha estado cojeando  y lamiéndose la pata sin cesar. Afortunadamente una veterinaria se la ha extraído y  ya vuelve a corre contento por el pantalán.


Eso nos ha permitido hacer contacto con una pareja de otro barco español, el Ventolera, con el que hemos iniciado una muy buena relación y con otra tripulación de residentes en España, con la que todo parecía ir en la misma dirección, pero que se fue al traste, al encontrarnos de golpe y porrazo atendiendo a una lista de arengas y soflamas de corte secta religiosa. Ya hace muchos años que no atiendo a testigos de Jeová y similares. Es una pérdida de tiempo. Y mira que me encanta un buen debate, de los que se aprende siempre algo. Pero han de estar presididos por la verdad, la razón y la buena voluntad.


Por ese camino puedo entender lo que siente y piensa un Hare Krishna vestido de azafrán o un independentista con lazos de colores. Pero por el de la irracionalidad, la letanía como método de arraigo cognitivo. Me recuerdan aquella jaculatoria de las monjas ursulinas de Oviedo "Hombre- Pecado, Hombre -Pecado".

Pérdida de tiempo por su parte, que imaginan que una mente abierta es un fácil lugar para los bárbaros "okupas" mentales de la actualidad. Si se puede tener la mente abierta es gracias a la cantidad de recursos almacenados para evitar esos atropellos. Aunque la proliferación de todo este ejercito de energúmenos en todos los niveles del pensamiento, hace que sienta un cierto vértigo sobre el mundo que dejamos a nuestros descendientes.

Pero volvamos al mar.


Nuestro destino es un refugio natural al oeste del segundo de los dedos de Khalkidhiki, La bahía, casi el fiordo de Porto Koufo y la bahía que hay al fondo Ormos Kouforas.

Una navegación a vela con viento de un descuartelar nos lleva a una media cercana a los siete nudos desde Skopelos hasta la embocadura de la ensenada con lo que hacemos las 52 millas de la travesía en poco menos de ocho horas.


Hay un par de muelles  de pesqueros y un un muelle donde solo vemos barcos de poco porte, pero un navegante Italiano nos hace señas indicando que hay un punto de atraque en el que puede caber nuestro timón y allí amarramos nuestro barco. Poco a poco van llegando mas barcos que fondean en esta super-protegida ensenada. Una playa de aguas esmeraldas, una pequeña población, un supermercado suficientemente surtido y varios restaurantes con el indicativo de Wopotaberna o Taberna de pescados, aunque justo encima de nuestro barco encontramos una pizzería que nos trae una muy buena pizza hasta el barco. No hay, como es habitual en Grecia ni agua ni electricidad en el muelle, pero a nada que se investiga descubrimos la correspondiente manguera y enchufe clandestinos.


Nos quedaremos dos dias en los que paseamos con nuestro perro, nos bañamos ( el agua está increiblemente limpia y caliente) y me dá tiempo de volar el dron para enseñaros este peculiar lugar desde el aire.




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