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lunes

28-005-2018 Una vuelta por Kos

El mas peligroso animal del mundo, al lado un tiburón blanco
Tras renunciar a los 45 euros que nos cobra el rent a car de la marina y conseguir uno por 25 en uno de los cientos de oficinas de alquiler de automóviles, cuads, motos o bicicletas, recorremos la isla, muy bien señalizada. para visitar los lugares mas emblemáticos.

Así que, como no, nuestra primera visita es al ASKEPLEIÓN  un hospital, donde siguiendo las enseñanzas de Hipócrates, que nace en esta isla, se ejerció la medicina durante siglos.

Asklepeión- El templo de Apolo
El lugar escogido para construirlo es una ladera de un montículo, a unos cinco kilómetros de Kos y en las cercanías del denominado jardín de Hipócrates, donde se cultivaban plantas medicinales.

No sé si realmente se curaban los cuerpos en este lugar. Lo que sí queda claro es que el sitio debe de estar en uno de esos puntos que tan desacertadamente describía Borjes, El Aleph. La confluencia de todas las tendencias sin confrontación. Un lugar de paz. Y por tanto un bálsamo para el alma.

Asklepeión-Frontón del templo

 Esta es la sensación que se siente deambulando por las terrazas, oliendo los pinos y escuchando los graznidos de los ocultos pavos reales.Solo notamos el paso del tiempo cuando desgraciadamente empiezan a llegar los grupos de turistas de todas las nacionalidades  y rompen esas casi dos horas mágicas que hemos disfrutado entre estas cuatro piedras.

Unos paneles muy bien realizados hacen tener una idea bastante aproximada de como eran los recintos construidos y su división espacial.

Las terrazas del hospital de Asklepeión
 Teóricamente supeditado al Asklepeión de Epidauros, parece que es en este sitio donde Hipocrates aprende medicina y el origen de la medicina Hipocrática, cuyo juramento aún hacen nuestros médicos actuales, aunque me dá que poco vinculados al espíritu de su contenido.
Asklepeión de Kos, Intento de recreación
 Siguiendo la carretera, especie de espina dorsal de la isla, de la que salen ramales a infinidad de sitios hemos visitado algunos puertos y fondeader4os para tomar nota, como siempre  de sus características para posibles usos en el futuro.

Uno de ellos el pequeño puerto de Kardamaina, con espacio para diez o quince barcos en una ciudad como todas las de Kos muy turistica y volcada al turismo de sol y playa muy en la linea de lo que podemos encontrar en las costas españolas y que tanto detestamos, en cuanto a que son -y se las deja ser- trampas para la caza del "guiri".

Puerto de Kardamaina
 Unas millas mas al sur encontramos un paraje encantador en Agios Stéfanos. Un islote rodeado de rocas de poco fondo y casi unido a tierra a una punta donde se encuentran los restos de una edificación y todo entre pinos y una playa de arena muy blanca. Desgraciadamente no es posible acercarse muchos con el barco pues el calado es poco y los arrecifes muchos.

Agios Stefanos Cerca de Kamari
 Un poco mas al sur está el puerto -un pequeño espigón- de Kamari- con una bahía muy protegida aunque amplia donde hay fondeados varios veleros.

Puertecito de Kamari
 En la costa norte sopla bastante fuerte el viento del norte y las playas son el disfrute de los Kite surfers.

Paramos a comer en un restaurante al azar del pueerto de Mastichiari, de donde salen casi cada hora escursiones hasta Kalymnos. Nos atrevemos con el pescado, previo lanzar el ¡"ojo cocina "! poco hecho que esta vez dá resultado y nos traen el pescado solo un poco pasado. ¡Que difícil es comer pescado fuera de España!
Comida de pescado en el puerto de Mastichiari
 Por la terde llegamos a Kos y nos dirigimos a la zona Arqueológica, que afortunadamente está cerrada. Y digo afortunadamente porque eso nos permite rodear el yacimiento por una calle periférica que está elevada y permite una vista de conjunto mejor que si estuviéramos en el interior.

La gran columnata, hasta ahora la mas larga en pié, ha caido por efecto del último terrremoto. TYempus Fugit
Gimnasio de Kos tras el último terremoto
 Por último visitamos el Odeón, pequeño teatro, destinado mas a debates públicos que a otros espectáculos, y antecesor seguramente de los actuales hemiciclos. Aprovechando la ausencia de público declamo aquello de " A veinte leguas de Pinto, y treinta de Marmolejo...."
Odeón de Kos

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