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martes

04-08-2009 Siracusa fondeo de Tahormina

En Sisacussa hay que tomar una decisión de por donde pasar Sicilia en la vuelta a casa.

Por el norte tenemos el estrecho de Mesina, sus corrientes y su vientos fuertes del norte.

Por el sur un rosario de puertos que no conoceos a distancias muy incómodas hasta llegar a la esquina NNW en Trápani para saltar el canal de Cerdeña.

La información meteorológica puede resolver el problema, y paraece que el norte es la opción mas rápida esta vez.

Así que como la cosa no va de prisas hacemos ruta hacia Tahormina, un fondeadero que ya hemos visitado otras veces, por lo que resbalaremos la costa Este de Sicilia, dejando a un lado Augusta y Catania y viendo la mole del Etna en el fondo.

Un fondo lleno de nubes de fuerte desarroyo vertical que indican la cercanía de una posible tormenta de verano.
El viento va pasando suesivamente de la popa a la aleta, de aquí al través y terminamos ciñendo a rabiar en un trayecto que hacemos casi todo a vela, compitiendo con un catamarán y un cincuenta pies, que perdemos de vista al cerrarse la visibilidad al comenzar a llover fuertemente en la costa.

Hay un pequeño puerto deportivo a unas cinco millas al sur de Taormina, pero apostamos por el fondeo, pues la hora de la marea para el paso de Mesina, donde las corrientes de marea pueden suponer de 3 a 5 nudos a favor o en contra.

Al llegar a Tahormina acaba de pasar un chubasco por encima y nos encontramos todos los barcos con los fondeos levantados, muchos de ellos tratando de encontrar refugio en el puerto pesquero.

Intentamos fondear y lo hacemos sin problema en 11 metros con sesenta metros de cadena, no sindejar de padecer un par de horas de viento y mar en diferentes posiciones, con lo que el barco da algunos saltos.

Vemos los esfuerzos de una pareja de americanos para fondear una segunda ancla y poner barco y oleaje a son de mar, pero cuando lo tienen conseguido, cabia el viento y se quedan en la peor de las posiciones de atravesados al mar.
Con la noche viene la calma y dormimos sin problemas, hasta que el despertador nos levanta a las 6 de la mañana, hora local, en que ponemos rumbo norte a motor.

Nos volvemos a quedar sin ver a fondo esta zona, donde pequeños pueblos se cuelgan de la montaña en lo que debe ser unas vistas y paisajes espectaculares.



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